[ A+ ] /[ A- ]

Diario de Juárez

Diciembre 15,2013

Amarga Navidad.

La presente pareciera la negación de mi entrega pasada dedicada al tema difícil de la alegría. Muchos mexicanos  no podrán celebrar la Navidad, al menos según la imagen que se difunde de ella en los medios, es decir, desde el consumo. Si entendiéramos que la Navidad es la celebración del Regalo más grande, inefable, jamás imaginado, que Dios hace a la humanidad, las cosas serían diferentes. Pero los que tenemos algo más que los más desdichados también debemos preguntarnos si, en realidad, celebramos la Navidad. No se trata de un estado de ánimo, a punto merengue, sino entender que la Navidad es la invitación más urgente al amor fraterno, es la condena de la soberbia y del deseo de poder y de la codicia. Madre Teresa de Calcuta nos dice que  “es navidad siempre que sonreímos a un hermano y le tendemos la mano … Es Navidad siempre que reconoces con humildad tus límites y tus debilidades. Es Navidad siempre que permites al Señor renacer en ti para darlo a los demás”.  Pero la realidad es otra.

Triste realidad.

Llegamos como país al final de un año que raya en lo caótico. “He aquí la frialdad de los números”, decía Sony Alarcón para resumir el juego. Y aquí está la frialdad de los números del estado que guarda la Nación: “Acaba el año 2013 y toca hacer balance. Los organismos internacionales apuran sus informes anuales y ponen la lupa sobre la educación, la pobreza, la riqueza o la corrupción. Los datos conocidos en los últimos días dibujan un México aún rezagado en derechos humanos. El presidente EPN, que acaba de cumplir su primer año de mandato, se enfrenta a la difícil tarea de revertir las cifras que arrojan un suspenso en educación, alertan de un aumento del número de personas pobres y muestran un enorme descrédito de las instituciones políticas.

 

México detenta el triste título de ser el único país de Latinoamérica en el que ha aumentado la pobreza en el año 2012, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). La pobreza pasó del 36,3% en 2010 al 37,1% en 2012 y la pobreza extrema creció del 13,3% al 14,2%. En resumen, hay un millón de pobres más en el país. En el resto de once naciones estudiadas, ésta disminuyó o se mantuvo estable. En Brasil y Venezuela, el descenso supuso la salida de la pobreza de seis millones de personas”. ¡También en Venezuela! No puedo creer que Venezuela exhiba mejores números que México. Ni modo, la frialdad de los números.

 

Brasil implementó el programa de Bolsa Familia (“subsidio familiar”), “14 millones de familias, es decir, 50 millones de personas —la cuarta parte de la población de Brasil— reciben un pequeño estipendio mensual, siempre que cumplan unos requisitos básicos, entre los que figuran que los hijos permanezcan escolarizados y reciban atención médica, incluidas las vacunaciones normales. Más del 90% del dinero que se paga va a manos de las madres. Con el programa, el rendimiento académico de los niños ha mejorado, las tasas de mortalidad infantil han caído y 36 millones de personas han salido de la pobreza extrema. Las cifras son elocuentes, y, sin embargo, no bastan para transmitir hasta qué punto han mejorado las vidas de todas esas personas.

 

No hay una estadística capaz de medir la dignidad, pero eso es lo que se percibe cuando los padres pueden ofrecer a sus hijos tres comidas diarias. No hay una partida del presupuesto que se llame “esperanza”, pero eso es lo que brota cuando los padres ven que sus hijos van a la escuela y se esfuerzan para tener un futuro mejor”. No sé si trate de cifras alegres de Lula, pero esos son los números que presenta en un reciente artículo entregado a los medios internacionales.

 

Continuando con México, dice el informe: “En la actualidad, más de 60,6 millones de mexicanos viven por debajo de la línea de bienestar en un país de 118 millones, según datos de la Cepal, que destaca las bajas tasas de crecimiento de la economía como una de las claves”. (El País.Inés Santaeulalia.07.12.13). En realidad, si se abandona la justicia económica, no es posible conseguir un equilibrio social, una verdadera democracia; reinarán, más bien, la inestabilidad, el resentimiento, el descontento, que constituyen el caldo de cultivo para una desestabilización completa. Y la “desafección” a la política alcanza records históricos. Una decepción total.

 

Mi tesis, conocida de mis lectores, es la paradoja hiriente y pública de la abundancia de dinero y la discrecionalidad de su uso público. De una pésima administración y una corrupción rampante. (Rampante: Dícese del animal representado en los escudos de armas, con la mano abierta y las garras extendidas). Ya me he referido a ello.  Con tanto dinero no se pueden exhibir tales cifras. La Guerra contra el hambre de EPN es inobjetable en sí; lo dije en su momento: en ella se juega el sexenio. Lula escribe: “Diez años venciendo el hambre. Por suerte, varios países han escogido la lucha contra la pobreza como ruta hacia el desarrollo. Ya es hora de que las organizaciones multilaterales den aliento a esas iniciativas, promoviendo el intercambio de conocimientos y el estudio de estrategias de distribución de rentas que hayan tenido éxito. Esa sería una buena forma de dar impulso a la derrota del hambre en el mundo”. Pero no podemos olvidar que la burocracia congela las revoluciones, no digamos, ya, la corrupción. Y, “entre nos”, hay bastante de ambas.

 

JP.II, acuñó la frase: darle un rostro humano a la economía. Esta actitud de fondo, es la que ha de corregirse. Que la economía se haya convertido en una ciencia física en lugar de una ciencia humana (y, por lo tanto, que no implica cuestiones éticas), que haya sido  comparada a la justicia (de ahí la tensión con la justicia distributiva), la ha dejado a merced de la avaricia insaciable de los bloques económicos. Incluso es posible constatar cómo los sistemas capitalistas y socialistas que han predominado en occidente, han producido una injusticia global y un comercio tan desequilibrado que ha provocado el fracaso y el caos social.

La frialdad de los números.

Las noticias al respecto sobre México son inadmisibles: “Es México el segundo país con menor avance en AL”. “México, el único país donde creció la pobreza”.   “Sin profesión ni oficio preciso 38.5 millones en México”. “Aumenta deuda pública en más de 5 billones de pesos”. “En México, crece 45% el desempleo, de 2005 a la fecha”. “Deuda que cotiza en la Bolsa equivale al 47% del PIB. Representada principalmente por el sector público, la deuda colocada por el gobierno federal y empresas privadas, … que se negocian en el mercado, llegó este mes a máximo histórico de 7 billones 588 mil 875 millones de pesos que equivale al 47% de la economía nacional….” De este párrafo solo alcanzo entender que las deudas hay que pagarlas, negociadas o no.  Tal vez con el monto destinado a los grandes sindicatos nacionales, saldrían de la recesión Portugal, España, Italia, Irlanda y Grecia, no todas juntas, de una por una. “Pierde Pemex, 10 mmdd al día, según regulador”. Al jefe Diego y a C. Cárdenas,  debían encerrarlos, en un cómodo spa, unos 10 días para que platiquen largo y tendido sobre el tema. “Cuesta el doble importar gas. La demanda del gas no para y Pemex duplicó  el gasto para importarlo. Entre enero y octubre de este año, gastó mil 970. 3 millones de dólares, 102 % más respecto al año pasado”. “Tapa Peña deuda del SNTE por 5 mil mdp”. (Diario.23.11.3). La siguiente es de memoria: el gas natural cuesta 400% más, ahora.  “Violencia cuesta al país 4.4 billones de pesos”. Sin embargo, en una comparación de cifras, vemos: 18,161 asesinatos  el último año de Calderón con 1,169 secuestros; 19,016 con EPN, más 1,546 secuestros. (Sin contar fosas clandestina, pozoleros y secuestros no denunciados). Guerrero acumula 20,000 muertes violentas, que se sepan. En este renglón, solo Siria, envuelta en tremenda guerra, nos supera en número de muertes por violencia. Terminemos con esta ominosa lista: “Se repartieron súper bono diputados. V.M. Jarrín L. afirmó que el total  será de 5 mil millones de pesos que se ejercerá de manera discrecional por los coordinadores parlamentarios en S. Lázaro”. Todo mientras existen en México 1.5 millones de niños con desnutrición; y creo que son más. El mal se concentra en algunos Estados, entre otros, en el nuestro. En México es común que coexistan esos dos mundos: la opulencia igual o superior a la de los países más ricos y la pobreza más abyecta e injusta.

 

E’pur si muove.        

Sin embargo, no podemos ser ni pesimistas ni derrotistas. A México le podemos aplicar perfectamente la frase atribuida a Galileo: E pur’ si muove, Y sin embargo, se mueve. En efecto, México se mueve aunque sigue siendo un país surrealista donde se juntan los contrarios. Pero, ¿hasta cuándo aguantará si los encargados de manejar la cosa pública no actúan con el máximo de responsabilidad y cesan de entender la política como cotos de poder económico y político? Desgraciadamente en nuestra época, tan rica en tantas conquistas y esperanzas, no faltan poderes y fuerzas que acaban por producir una cultura de exclusión, de “descarte”; tal cultura tiende a convertirse en una mentalidad común. Las víctimas de tal cultura son precisamente los seres humanos más débiles y frágiles,  – y los niños por nacer, los más pobres, los viejos enfermos, olvidados, los discapacitados graves -, que corren el riesgo de ser descartados, expulsados por un engranaje que debe ser eficiente y eficaz a cualquier costo.  Este falso modelo de hombre y de sociedad es resultado de un ateísmo práctico que niega, de hecho, la Palabra de Dios que dice: “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”. (Gen. 1,26)

Ante un escenario cada vez más dramático, en el que las finanzas están devorando la economía real, y en el que la persona y la familia se enfrentan a crecientes e insostenibles dificultades, no sólo desde el punto de vista económico, sino también jurídico, educativo, y ético, la propuesta de reflexionar sobre la descentralización del poder, sobre la distribución de la renta y la ley de responsabilidades, es impostergable.  Urge una reflexión sobre el importante papel de replanteamiento del modelo social de desarrollo de la llamada “sociedad del bienestar”.

 

Hace unos días, el 10.12.13, papa Francisco anunció el inicio de la campaña contra el hambre en el mundo. “Hoy estoy feliz de anunciarles la ‘Campaña contra el hambre en el mundo’, lanzada por nuestra Cáritas Internationalis y comunicarles que es mi intención darle todo mi apoyo”. Con tal ocasión, el papa expresó algunas ideas importantes. Explicó que ante mil millones de personas que todavía sufren hambre hoy “no podemos mirar a otra parte, fingiendo que el problema no exista. Los alimentos que hay a disposición hoy en el mundo bastarían para quitar el hambre a todos”. La riqueza está dada en la creación, pero el hombre avaro se ha apoderado  de la creación, creando el desequilibrio.

 

“Compartamos lo que tenemos, con caridad cristiana, con todos aquellos que se ven obligados a hacer frente a numerosos obstáculos para poder satisfacer una necesidad tan primaria y, a la vez, seamos promotores de una auténtica cooperación con los pobres, para que a través de los frutos del trabajo de ellos y de nuestro trabajo podamos vivir una vida digna.

 

Invito a todas las instituciones del mundo, a toda la Iglesia y a cada uno de nosotros mismos, como una sola familia humana, a dar voz a todas las personas que sufren silenciosamente el hambre, para que esta voz se convierta en un rugido capaz de sacudir al mundo”.

 

En un mensaje al Director de la FAO, dice el papa “Es un escándalo que todavía haya hambre y malnutrición en el mundo. No se trata sólo de responder a las emergencias inmediatas, sino de afrontar juntos, en todos los ámbitos, un problema que interpela nuestra conciencia personal y social, para lograr una solución justa y duradera. Que nadie se vea obligado a abandonar su tierra y su propio entorno cultural por la falta de los medios esenciales de subsistencia. Paradójicamente, en un momento en que la globalización permite conocer las situaciones de necesidad en el mundo y multiplicar los intercambios y las relaciones humanas, parece crecer la tendencia al individualismo y al encerrarse en sí mismos, lo que lleva a una cierta actitud de indiferencia —a nivel personal, de las instituciones y de los estados— respecto a quien muere de hambre o padece malnutrición, casi como si se tratara de un hecho ineluctable. Pero el hambre y la desnutrición nunca pueden ser consideradas un hecho normal al que hay que acostumbrarse, como si formara parte del sistema. Algo tiene que cambiar.”

 

Sencillas palabras directas que reflejan el espíritu del evangelio. El milagro de la multiplicación de los panes, que comenta el papa,  no salió de la nada, como si un mago prodigioso los sacara de la chistera; el milagro fue posible porque un joven traía 5 panes duros de cebada y dos pescados secos y los puso a disposición de Jesús. Esto fue lo que hizo posible que la multitud comiera. También hoy, si queremos derrotar el hambre necesitamos poner a los pies de Jesús lo que tenemos, mucho o poco; entonces habrá comida para todos.

 

Entonces será Navidad siempre. Navidad para todos, siempre! Nunca más navidades amargas!