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A menudo llegan a las parroquias personas asustadas que piden ayuda espiritual por algún mal que les pusieron. “¿Cómo sabe usted que tiene un maleficio?”, pregunta el sacerdote. “Me lo aseguró una señora que cura”, suele ser la respuesta. Hasta ahora no se conoce ni un solo caso de alguien que haya visitado un brujo, curandero o adivino y que le hayan dicho “usted no tiene nada, lo suyo es mental”. Absolutamente todos los casos se refieren a ‘un mal’ que alguien les hizo y, por supuesto, son los curanderos quienes ofrecen sus ‘poderes’ para quitar el maleficio a cambio de dinero. Quintana Roo tiene una propuesta de ley para encarcelar a tantos engañadores que, por evocaciones de espíritus, hechizos y embrujos, pretenden solucionar los problemas de la gente más pobre, hasta despojarla de su patrimonio.