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EL PECADO ORIGINAL – SÍNTESIS

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INTRODUCCION

             La doctrina del Pecado Original ha presentado dificultades para entenderse a lo largo de la historia.  Al observar la situación del hombre, su inclinación hacia el mal, y su sensualidad explotada, comprendemos que hubo algo que nos corrompió. Los antiguos griegos descubrían que el medio para alcanzar la libertad y la felicidad plenas, era dominar las pasiones por medio de la virtud. Esto significa que, de hecho, el hombre tiene problemas para dominar sus pasiones; pero ¿por qué?

            Sobretodo cuando entramos al ámbito de la revelación, es que las respuestas empiezan a aparecer. Y el problema no es la respuesta, sino el cómo entenderla. Dios nos ha revelado por medio de la Sagrada Escritura y la Tradición de la Iglesia, entre otras muchas cosas, que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte.  Pero no dice cómo fue.

            Si bien es cierto que  el relato del Génesis es clásico, tampoco ahí se explica cómo se introdujo el pecado en el mundo.  O por lo menos, no completamente.   Sea como sea que interpretemos el texto del génesis, es insuficiente para formular la doctrina del Pecado Original.

            Encontramos dos perspectivas en las Escrituras: El Antiguo Testamento, donde vemos el dominio del pecado y la necesidad de la conversión del Pueblo de Israel; y el Nuevo Testamento, donde se nos presenta el gran acontecimiento de la Salvación.  El N.T. es todo un mensaje de Salvación.  Esto significa que hay un pecado común (universal), de lo contrario no necesitaríamos una salvación universal (para todos) “por cuanto todos Pecaron, y están destituidos  de la Gloria de Dios” dijo el Apóstol Pablo.

            Al recorrer hacia atrás nuestra historia humana, vemos que somos pecadores: nos inclinamos al mal. Pero nuestra naturaleza está hecha para el bien, para la beatitud. ¿Qué es lo que pasó entonces?  Aquí es donde referimos a un acontecimiento histórico. Algo pasó en un punto dado de la historia, que cambió nuestro estado de felicidad y armonía con Dios, en un estado de muerte. A ese estado anterior llamamos Justicia Original.  Por lo tanto, al hablar de un hecho de historia, hablamos de algo que ocasionó el pecado de todos. Es decir, un Pecado Originante. Dios no crea pecadores. Los hombres nacen pecadores. Al nacer pecadores, hablamos de un Pecado Originado, una situación universal de condenación, como decía Karl Rahner, “que abarca a todos los hombres con anterioridad a su propia decisión personal libre y que, sin embargo, es historia y no constitutivo de la esencia de la naturaleza”. Esto significa que el hombre nace en una situación de no-salvación, antes de su opción personal, común a todos los hombres, y que sólo se puede superar por medio de Jesucristo (Salvación). Procede además de una acción humana  que es verdadera culpa para todos.

TEOLOGIA DEL PECADO ORIGINAL

PECADO ORIGINANTE

            El pecado originante es algo que necesariamente se concluye, aunque no sea un dogma de fe. Si es verdad que existe el Pecado Original, algo debe haberlo originado.

            Esta situación del hombre, que no es esencia de su naturaleza, ha sido causada por algo.

“Entre la creación de cada ser humano y su existencia concreta, algo ha tenido que intervenir, que permite dar cuenta de estas dos verdades: Dios no crea pecadores; el hombre nace pecador. Ese algo es el pecado originante.”[1]

            No es dogma de fe, pero podemos tenerlo como teológicamente cierto.  Sin embargo, hay diferentes hipótesis sobre este pecado originante:

            Monoculpismo: se basa en que la humanidad ha surgido de un proceso evolutivo. Dice que el primer hombre con capacidad de respuesta libre peca, bloqueando el proceso hacia el sobrenatural.

            Policulpismo: el pecado originante es el pecado del mundo, es decir, el conjunto de las acciones pecaminosas a lo largo de la historia. No se da atención especial al primer pecado, sino que es una cadena que constituye al mundo en “reino del pecado”.

          Concausalidad: del primer pecado y de los restantes, el pecado originante seria una magnitud dinámica, no estática, que comienza a producir su efecto desde la comisión del primer pecado histórico y que se va engrosando, a modo de bola de nieve, con todos los pecados personales.

            Sin embargo, ni un monoculpismo ni un policulpsimo estrictos responden a la pregunta sobre el sujeto del pecado originante. Por lo tanto son complementarias.

PECADO ORIGINADO

             Pecado originado o bien, Pecado Original, consiste en la situación universal del hombre, todos somos pecadores, estamos en situación de condenación, y esto es desde antes de nuestra opción personal y libre. Pero no es algo inherente en nuestra esencia, no es parte de la naturaleza, sino que se debe a un hecho concreto.

Lo único que podemos afirmar firmemente es que el pecado original es:

a)      Situación previa a la opción personal

b)      Situación de no salvación

c)      Situación común a todos los hombres

d)      Situación que procede de una acción humana, hecho histórico

      El problema está al intentar responder las preguntas: ¿Cómo describir la situación de no-salvación? ¿Cómo explicar el carácter de la verdadera culpa que se asigna a dicha situación?

       En una noción actualizada de pecado original, podemos responder estas interrogantes de la siguiente manera:

a)      El hombre nace como miembro de una sociedad que es reino del pecado, sin gracia.

b)    Al nacer en esta sociedad, tiene una situación irregular, desajustada con el designio de Dios, es por tanto pecaminosa. Esta situación también incapacita al hombre para hacer el bien.

c)     Es necesaria la gracia. Por medio del Bautismo, la regeneración y nuevo nacimiento que confiere este sacramento, se nos arranca de la sociedad reino de pecado y somos incorporados al Cuerpo de Cristo.

d)    El pecado y la gracia no son cosas inmutables que se tienen o no. Expresan relaciones interpersonales, pueden crecer, disminuir, desarrollarse, etc.

e)     El hombre es ser social y personal. En cuanto social, es una libertad situada, determinada de antemano por su medio. En cuanto personal, es una libertad responsable y autónoma. En cuanto ser social hay en él un coeficiente de destino pro-puesto, no elegido, previo a su opción personal. En cuanto ser personal, puede y debe encararse libremente con su destino, para asumirlo o para rechazarlo y, en cualquier caso, para configurarlo a su medida.[2]

f)    Somos solidarios con Adán porque somos solidarios en Cristo, y no al revés; Dios ha creado la humanidad como una sola familia, de la que Cristo es el primogénito.


[1] Cf. Antropología Teológica, p. 28

[2] Cf. Antropología Teológica, p. 33