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EL ROSARIO. CONTENIDO TEOLOGICO.

 El rosario es el credo

Hecho oración.

(John Henry Newman)

 

La comunidad católica de nuestra diócesis ha formado la tradición de celebrar anualmente el Rosario Viviente como una expresión comunitaria de nuestra santa fe católica que celebra la presencia de María en el misterio de Cristo y de la iglesia. Esta circunstancia me ha parecido propicia para compartir con toda la comunidad católica algunas ideas acerca de EL SANTO ROSARIO y su contenido teológico. Se trata de una apretada síntesis de la riqueza doctrinal y espiritual que comporta el rezo del santo Rosario; es un sencillo intento de iluminación y de apoyo a la ya tan vigorosa, renovada y extendida devoción mariana. Para gloria de la Virgen Santa y provecho del pueblo cristiano.

 

1.- LA ORACION.

El rosario es esencialmente una oración y como tal hay que considerarlo. Como cristianos podemos afirmar que la raiz de la crisis general que padecemos, incluyendo la crisis de las conciencias, es la ausencia de la vida de oración. ¿Quién hace oración, realmente, hoy? Sin la oración la fe misma muere. El hombre necesita la oración para permanecer espiritualmente sano. Sin embargo la oración sólo puede brotar de una fe viva. Pero la fe sólo puede estar viva si se ora. La oración no es una actividad que pueda ejercitarse o abandonarse sin que la fe se vea afectada por ello. La oración es la expresión más elemental de la fe, del contacto con Dios, al que fundamentalmente está dirigida. (cf. R. Guardina. El Rosario.)

 

Se habla con suma ligereza de “crisis”, como si ésta existiera por sí sola, sin causas, sin raíces. La crisis más honda es la crisis espiritual, el olvido de que somos seres espirituales, que tenemos un alma, que tenemos hondura, que podemos encontrarnos con nosotros mismos, ser concientes de la propia exstencia, que podemos encontrarnos con el otro y podemos hacer la experiencia de Dios, que necesitamos profundamente a Dios para vivir con sentido, y todo esto es imposible si no hay oración en nuestras vidas. Hay un axioma en el Islam:,el hombre que no ora es cada vez menos hombre. Es decir, sin oración, el hombre pierde hasta su conciencia de ser humano, se pierde para si mismo. Va decendiendo en la escala de la calidad del ser. Es, cada vez, menos humano. ¿No es esta la crisis fundamental de nuestro tiempo?

 

El Rosario es un método de oración humilde y sencillo como lo fué María, pero eficaz para el crecimiento espiritual. Es oración y, por ello, es espiritualidad.

 

 

2.- ORACION CON MARIA.

  1. Lo específico del rosario, como oración, radica en que se trata de una oración hecha con María. Se trata de contemplar, guiados por Ella, el Misterio de la Redención en su totalidad.

 

Pero, ¿quién es María? Es aquella jovencita que vivía en Nazareth de Galilea, y que un día recibió un mensajero divino, el Arcángel Gabriel, que, de parte de Dios, venía a solicitar su participación en la realización del plan (Misterio) de la Redención humana, (Lc.1, 26-38). Luego de un diálogo con el Arcángel, superados el asombro, el miedo y la duda, da su consentimiento, su “Fíat”, que la convierte en la Madre del Redentor, en la puerta por la que llega a nosotros el Evangelio Viviente.

 

“El Plan divino de la salvación, escribe el Papa Juan Pablo II, que nos ha sido revelado plenamente con la venida de Cristo, es eterno. Y está también ….. eternamente unido a Cristo. Abarca a todos los hombres, pero reserva un lugar particular a la “mujer” que es la madre de Aquel al cual el Padre ha confiado la obra de la salvación”. (RM: 7). Es, pues, María la que, desde el “lado humano”, determina el momento de la Encarnación y, de esta forma, la redención de la humanidad con un sí gozoso y participativo ante la anuciación divina.

 

Conforme los escritores del N.T. fueron penetrando más y más en el misterio de la persona de nuestro Señor Jesucristo, volvían su mirada hacia la Mujer, bendita entre todas las mujeres, que fue la Madre del Maestro que ellos conocieron; prueba de ello son los relatos de la infancia que nos transmiten Lucas y Mateo y, en su estilo, Juan o Pablo en su alusión fundamental de la carta a los gálatas, (4,4ss. Ver. RM. 1) Lo mismo hicieron los que oían el mensaje de Jesús. En cierta ocasión en que N. Señor predicaba a la gente, una mujer de entre la multitud gritó: “Bendito el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron”. (Lc. 11, 27-28). Por ello, desde los evangelios mismos hasta nuestros días, María está presente en el amor y en el fervor de los cristianos. El verdadero pueblo cristiano siempre ha tenido un amor especial a María, y muy triste es que algunos cristianos piensen que para honrar al Hijo, el amor y la devoción a María sean un obstáculo.

 

Así pues, María es aquella, de quien, el Hijo de Dios y Redentor nuestro, asume nuestra propia naturaleza, de quien ha tomado la condición de esclavo, haciéndose uno de tantos. Presentándose como un simple hombre, abajándose, haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de cruz (cf, Fil.2,5ss) para consumar el misterio de la Redención humana”. En el cruce de los testamentos, en la plenitud del tiempo, ahí está María.

 

Y María participa en el misterio de la redención por su fe. En efecto, ella es la “feliz porque ha creído” (Lc.1,45; ver: 1,39-45. Ver: RM. 12.). esta característica de la fe hace de María el “modelo activo y ejemplar” (RM. 1) para toda la iglesia y para cada cristiano. Las palabras de Isabel: “dichosa tú que has creído”, son el complemento perfecto y como como una consecuencia del nombre-saludo que le da el Angel: “Llena de gracia”. Nunca hablaremos suficiente de la fe de María. “El Padre de las misericordias quiso que precediera a la encarnación la acepatación de parte de la Madre predestinada” (LG: 56). Y ella, como nadie, responde con la confianza y el abandono total en Dios. Su respuesta tiene dos momentos: “he aquí la esclava del Señor” que hace realidad la esperada actitud existencial del pueblo de Israel, siervo de Yahveh. La segunda parte revela la total disponibilidad de María ante el proyecto que le ha sido presentado de parte de Dios: “Hágase en mi según tu palabra”. Quiero añadir que esta traducción comúnmnete presentada en la biblias refleja débilmente el texto original. Dependiendo del texto griego yo presenaria esta traducción: “si, quiero, (estoy dispuesta), a participar en el proyecto que me presentas”. Aquí no puedo extenderme en una justificación de esta traducción. Pero si debe quedar claro que María decide con toda su libertad y su ser femenino, participar en el proyecto que le es presentado de parte de Dios. Ella está dentro de un designio divino de colaboración humana.

 

  1. Este es un hecho claro y al mismo tiempo superior a toda humana grandeza; algo que podemos decir pero que en realidad jamás podemos agotar ni comprender plenamente, pues se trata de la Encarnación misma de Dios. En esa plenitud del tiempo, marcada por el don del Hijo, la filiación adoptiva y el Don del Espíritu Santo, (cf. Gal. 4,4ss) María, como ninguna otra criatura, está presente. ¿Quién pues puede ser mejor guía para penetrar en esos misterios, qué Aquella que recibió en su seno purísimo al Verbo eterno del Padre, lo dió a luz en Belén en la fría noche de nuestra historia, lo cuidó, lo alimentó, lo educó, siempre presente y solícita, presente hasta el pie de la cruz?

Cedamos la palabra a R. Guardini: ¿Qué significa la coincidencia de estas dos preguntas del Arcángel?: ¿Quieres servir, (ministrare.) a la venida del Redentor?. Y, ¿quieres ser madre?

¿Qué signfica que ella haya concebido, llevado y dado a luz al Hijo de Dios y Salvador del Mundo?. ¿Qué, que ella haya temblado y temido por El, y que por El haya estado en el exilio?. ¿Qué, que El haya crecido junto a ella en el silencio de la casa de Nazaret? ¿Qué, que se haya luego alejado de ella debido a su Misión, en la cual, sin embargo, como podemos ver en la Escritura, ella lo sigue con su amor hasta encontrarse finalmente al lado de la Cruz? ¿Qué, que ella haya tenido noticias de la Resurrección? ¿Qué, que después de la Ascención haya esperado con los discípulos la venida del Espíritu Santo, y haya sido también investida con su poder? ¿Que, que haya después vivido bajo la protección del apóstol “al que Jesús amaba”, al cual Jesús mismo la confió, hasta el día en que fuera llamada por su Hijo y Señor?. La Escritura, sin decir mucho, es explícita para el que quiere comprender, tanto más que en el fondo es la misma voz de María la que escuchamos: porque, ¿de quién más podrían haber conocido los evangelistas, el Misterio de la Encarnación, los primeros sucesos de la infancia y la peregrinación al Templo de Jerusalén, sino de ella?

 

  1. De aquí pues, que la milenaria oración y contemplación de la Iglesia se hayan nutrido siempre, como de una fuente especial, del amor, de la devoción y de la contemplación de María Santísima vista siempre en el Misterio mismo de Cristo y de la Iglesia. Por ello, María es quien puede ayudar nuestra oración para contemplar y acoger la Salvación que el Padre nos ha dado en su Hijo. Y el Rosario no es otra cosa que nuestra contemplación de los misterios de redención acompañados de María. Esto es escencialmente el Rosario. No es por lo tanto una esteril repetición mecánica de palabras cuanto el acercamiento contemplativo a Cristo que con su vida, pasión y muerte es nuestro Unico Redentor.

 

Tendremos entonces que afirmar que María no es una leyenda, no es una fantasía, sino que en realidad está presente en el misterio de Cristo, y por lo tanto en el Misterio de la Iglesia. Quienes niegan esta presencia, la ignoran y llegan incluso a despreciarla, no son verdaderos cristianos porque sin María no hay Cristo. Esto nos lleva a recordar las palabras de Pablo VI: “Si queremos ser cristianos, debemos ser Marianos”

 

 

3.- EL AVE MARIA.

  1. El Ave María, como bien sabemos está formada por la conjunción de dos citas bíblicas: Dios te salve María, llena de gracia el Señor es contigo (Lc.1,28) y la segunda, es la alabanza que Isabel dedica a María cuando esta la visita siendo ya portadora, como nueva arca de la alianza, de la presencia divina : bendita eres entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre (Lc.1,42). El añadido de Jesús al “bendito sea el fruto de tu vientre” se atribuye al Papa Urbano IV (1261-1264). A esta alabanza bíblica la Iglesia rsponde con una súplica sentida: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

 

  1. La primera parte del Ave María es pues, el saludo que el Angel Gabriel dirige a María, aquella jovencita de Nazareth, cuando, de parte de Dios viene a solicitar su consentimiento, libre y personal, para colaborar en el Misterio de la Redención. Estamos entonces en el momento más alto que conoce la historia de la humanidad, el momento en el que por el anuncio del Angel y la aceptación gozosa y participativa de María se realiza LA ENCARNACION DEL HIJO DE DIOS. Luego de una actitud de diálogo, María conciente y pronuncia el primer “fiat” (hágase….la frase más importante de la historia), de la nueva alianza y en su seno purísimo el Hijo eterno del Padre se hace Buena Nueva para todo hombre, para toda mujer, para toda familia, para toda humanidad. Con ese saludo del Angel nos referimos pues, al Misterio de la Encarnación que es la base de toda nuestra fé. El cristianismo es la única religión de un Dios encarnado, de un Dios que está cerca del hombre de una manera radicalmente nueva, total y comprometida, tal como lo describe el himno de Filipenses 2,5-11. Y en esa peripecia, la más alta de la historia, está presente María.

 

  1. La segunda parte del Ave María son las palabras de Isabel, cuya gravidez le fue presentada a María por el Angel, como signo de la autenticidad de su Misión y como prueba de que para Dios no hay imposible. El encuentro de Isabel y María con las palabras pronunciadas por cada una de ellas es uno de los núcleos teológicos más densos del N.T. En cuanto Isabel escuchó el saludo de María, la criatura dió un salto en su vientre. Llena del Espíritu Santo, dijo Isabel a voz en grito: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¡Quién soy yo para que me visite la Madre de mi Señor….! y ¡Dichosa Tú que haz creído que se cumplirá lo que te fue dicho por parte del Señor!. (Lc.1,39-45). María, portadora de la presencia Divina en su Seno, prorrumpe en el cántico de todos conocido: El Magníficat. Este es el trasfondo doctrinal, bíblico teológico del Ave María tal como la rezamos nosotros. Estas escenas han sido la fuente perenne de la teología crsitiana, de la oración, de la contemplación, de la devoción de los crsitanos, y en ellas se ha inspirado el arte a lo largo de 2000 años.

 

La segunda parte del Ave María es una respuesta que brota de la devoción y el amor filial de los cristianos y constituye una súplica confiada y tierna nacida de la convición, del sentido de la fé, de que María comparte con la Iglesia, con nosotros, la peregrinación de la fé. Las palabras tienen un antiquísimo sabor que se remonta a los primeros siglos del cristianismo. Las palabras, Santa María: Madre de Dios, son una hermosa profesión de fe, que proclaman la santidad de María y su maternidad divina. En efecto, Purísima tenía que ser, la Virgen que nos diera al Cordero inocente que quita el pecado del mundo. Purísima la que, entre todos los hombres, es abogada de gracia y ejemplo de Santidad. (Pref. De la Inmaculada.)

 

Se refiere también al Misterio que es la fuente de nuestra fé: Su maternidad divina, verdad, según la cual el Hijo que es concebido en María por obra del Espíritu Santo, es decir, mediante un proceso trascendente que supera la ley natural de la procreación humana, es el mismo que confesamos Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, que por nosotros y por la salvación bajó del cielo. Jesucristo es Dios y Hombre verdadero. Aquí se cumple plenamente el dicho teológico que afirma: Se ora según la fé, es decir, nuestra fé se traduce en oración y nuestra oración en expresión de nuestra fé. (Lex credendi, lex orandi). La oración es la respiración de nuestra fé.

 

  1. A esta profesión de fé sigue la súplica confiada: Ruega Señora por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. El sentido de la fe de los cristianos nos lleva a la convicción de que quienes han llegado ya a la Patria Celestial siguen siendo nuestros hermanos que no han olvidado a quienes todavía hacemos este camino de la fe, y que ellos, ante el Padre, interceden para que también nosotros lleguemos a la Patria. El fenómeno de la intercesión es algo que pertenece a nuestra propia experiencia humana y social y no debe extrañarnos que eso también tenga una forma de vigencia en el ámbito sobrenatural. El fundamento de la intercesión es nuestra oración que como una acción libre y personal nos une también con el ser amoroso de Dios. “Cuanto más íntimamente estamos unidos a Dios tanto más atrevida y eficaz será nuestra iniciativa en la oración. Esta sumisión intima a Dios, fundamento de la oración cristiana, tiene el efecto de poner nuestra voluntad en armonía con la voluntad amorosa de Dios. Como consecunecia, Dios escucha la oración de quienes estan íntimamente unidos a El”. (E.Schillebeeckx o.p.). ¿Cuál oración puede ser más perfecta que la oración de María y quién puede estar más unido a Dios, que Ella? Por eso, nos encomendamos a ella con confianza plena y la iglesia no ha dudado en llamarla LA OMNIPOTENCIA SUPLICANTE.   Así pues, en el Ave María terminamos pidiéndole que ruegue por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.

 

Estos dos momentos definen nuestra vida, el “ahora” cuando navegamos por el río de la vida, cuando vamos haciendo el camino, cuando vamos haciendo la peregrinación de la fe expuestos a todos los peligros, donde la fuerza del pecado nos amenaza siempre y el cansancio y la desilusión están constantemente en nuestro horizonte. Ahora, en esta circunstancia de viandantes, ruega Señora por nosotros para que con la gracia de Cristo superemos la fuerza del pecado que habita en nosotros y a nuestro rededor.

 

Y el otro momento, en la hora de nuestra muerte, en el que se decide el destino humano teniendo como único horizonte la eternidad misma; le pedimos, entonces, a María que ore por nosotros, Si, que ore por nosotros también en ese momento decisivo que será la hora de nuestra muerte. Vista así, el Ave María es un tesoro inagorable de oración cristiana.

 

El Santo Rosario.

El lugar propio del Ave María es el Rosrio y, por lo visto, podemos afirmar que el rosario hunde sus raíces en la misma Sagrada Escritura y, como tal es, al igual que toda oración cristiana, es oración en espíritu y en verdad, (Jn.4,24), es decir, por Cristo y con la fuerza del Espíritu Santo.

 

Al igual que la oración de María, nuestra alabanza es reconocimiento al Padre que ha hecho cosas grandes por nosotros, al Padre cuyo nombre es Santo y cuya misericordia pasa de generación en generación a los que le temen, que ha recordado su santa alianza y el juramento que juró a nuestros padres. (cf. Lc.1,46-56). Es decir al Dios fiel y misericordioso.

El rezo del rosario consiste en ir considerando, mientras recitamos un Padre Nuestro, diez avesmarías y un Gloria al Padre, al Hijo Y al Espíritu Santo, los misetrios de nuestra fe. En realidad son quince misterios divididos en tres series de cinco y se llaman Gozosos, Dolorosos y Gloriosos.

 

En los misterios Gozosos contemplamos la Encarnación, nacimeinto e infancia de Jesús, hechos que son nuestra alegría. Los podemos resumir en el anuncio del Angel a los pastores la noche de la Navidad: No teman; he aquí que les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor.   (Lc.2,10). Esta “buena noticia” debe llenar de confianza y de amor nuestro corazón; es la verdad fundante de nuestra fe: Dios, en su Hijo nacido de mujer, irrumpe en nuestra historia, se hace compañero de camino, vive nuestra vida, llora nuestras lágrimas y – lo inaudito – muere nuestra muete. Digámoslo con las palabras inolvidables de Pablo VI: sale a nuestro encuentro en los pasos sencillos, humildes y fraternales del evangelio.

 

En los misterios Dolorosos contemplamos la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo; nos referimos en ellos a Cristo, como diría San Pablo que me amó y se entregó por mí, al Cristo obediente hasta la muerte y una muerte de Cruz, al Cristo que aceptó voluntariamente su pasión y su muerte por nuestros pecados. Al pie de la cruz está María y ahí nace su maternidad espiritual según la cual Ella es Madre de la Iglesia, Madre del Cuerpo cuya cabeza es el Hijo. (ver: RM. 20ss.).

 

En los misterios Gloriosos contemplamos a Cristo que sale del sepulcro, vencedor del pecado y de la muerte, para nuestra justificación, su glorificación junto al Padre de donde envía el Don del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y sus compañeros que junto con María esperan en la oración el cumplimiento de la Promesa. (Hech. 1,14; Lc.24,49).

 

Contemplamos a María en su Asunción; Ella es la Madre glorificada junto al Hijo glorificado; íntimamente unida a su Hijo aquí en la tierra ahora está íntimamente unida a su Hijo en el cielo. La gloria de la Asunción celebrada el 15 de Agosto. Oigamos la fe traducida en oración: Gracias al Padre por Cristo…. Porque hoy ha sido llevada al cielo la Vigen, Madre de Dios; ella es figura y primicia de la Iglesia que un día sera glorificada; ella es consuelo y esperanza de tu pueblo, todavía peregrino en la tierra. (Pref. De la Asun.). Ella, del linaje de Adán, participa ya de la gloria que nosotros esperamos todavía; íntimamente unida a su hijo en la tierra, está íntimamante unida a su Hijo en la gloria.

 

Con cuánta razón el Papa Pío XII hablando del rosario decía: El rosario es la síntesis de todo el Evangelio, meditación de los misterios del Señor, sacrificio de la tarde, corona de rosas, himno de alabanza, oración de la familia, compendio de la vida cristiana, prenda segura de favores celestiales y fortaleza en la espera de la salvación.

 

UNA OBJECION; LA REPETICION.

Suele objetarse al rezo del rosario que se trata de algo repetitivo y mecánico. Podría ser así si no tenemos cuidado. Pero la repetición en sí no es obstáculo para la oración. Hay distintas formas de oración; una forma de oración es aquella en la que usamos muchas palabras para expresar a Dios una situación particular, una pena, una alegría, no para hacérsela saber, sino para compartir, como se hace con un amigo, con un padre, y “para amonestarnos a nosotros mismos con palabras” (S. Agustín); hay otra forma de oración en la que casi no usamos palabras, es la forma de oración que llamamos contemplativa; y hay otra, en fin, en la que repetimos las mismas palabras como Jesús en el Huerto de los Olivos cuando vuelve a la oración repitiendo las mismas palabras (Mt .23,44). A esta forma de oración en la que repetimos las mismas palabras pertenecen, por ejemplo, los Salmos. Los salmos son la oración del pueblo de Dios del Antiguo y Nuevo Testamento, o sea que el pueblo de Dios ha repetido esta oración por milenios. El Padre nuestro, la oración que Jesús mismo nos enseñó y nos mandó decirla siempre, llega un momento en que también es una oración que repetimos constantemente y ésto no invalida su calidad de oración perfecta.

 

Además, la repetición es un elemento de nuestra vida; ¿no se dicen los enamorados las mismas viejas palabras que el amor hace nuevas? ¿Cuántas cosas repetimos todos los días y no por ello deja de tener sentido nuestra vida?. Salvo dos o tres momentos, toda nuestra vida termina siendo una lucha contra la rutina. Cantamos a diario las mismas viejas canciones y estas siguen siendo bellas. El ritmo cósmico, ¿no es una repetición cíclica, días, noches, meses, años, estaciones….? A éste género de oración pertenece el rosario y es por ello una oración fácil, accesible y humilde como todo lo que es verdaderamente grande.

 

CONCLUSIÓN.

Celebraremos próximo Rosario viviente este mes, llamado así porque se dramatizan algunos de los misterios; el evento congrega miles y miles de católicos. Ha sido una hermosa manifestación de nuestra fe católica. Pero debemos ir más allá de esto y hacer la intención de rezar diariamente el rosario en el sentido en que lo hemos expuesto, como meditación de los misterios de nuestra fe acompañados de María. El teólogo alemán H.U. Von Balthazar ha escrito un libro sobre el Rosario con el sugestivo título de La Salvación del mundo por medio del rosario. En efecto. El Rosario ha estado presente como una oración de intercesión en varios momentos muy difíciles de la historia de la cristiandad. Citaré tres ejemplos.   El 7 de octubre de 1571 el Occidente estaba amenazado por las fuerzas turcas. Esta amenaza constituía un problema muy serio para la cristiandad. Se libró una batalla naval decisiva en el Golfo de Lepanto donde resultaron victoriosos los ejércitos cristianos. El Papa había pedido a toda la cristiandad que durante esos días se rezara el Santo Rosario para pedir a Dios por la intercesión de María, concediera la victoria a los ejércitos cristianos. La victoria se atribuyó al rezo del Rosario y se instituyó la fiesta litúrgica el 7 de octubre DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO.

 

Los otros dos ejemplos pertenecen a la historia religiosa de Austria. “Es de todos conocido que en 1683 un gran ejército turco de más de 200,000 hombres tenía asediada a Viena y amenazaba invadir Europa. Los católicos de Austria y de toda Europa rezaban el Rosario pidiendo a Dios y a la Sma. Virgen que les librara de aquel peligro. El día 12 de septiembre, con los refuerzos de austriacos, polacos y bávaros bajo las órdenes del General Sobieski, fue librerada Viena y fueron derrotadas las tropas turcas. En acción de gracias por esta victoria se instituyó la fiesta del Nombre de María el 12 de septiembre.

 

En fechas mucho más cercanas a nosotros hay otro hecho menos comentado, pero no de menor importancia. Austria estuvo ocupada por l por las tropas rusas después de la segunda Guerra Mundial. De nuevo surgió un movimiento del rezo del Rosario en familia pidiendo por la liberación de Austria y por la paz del mundo. En 1955, con el compormiso de neutralidad, se retiraron las tropas rusas del territorio austriaco. Es el único caso que se conoce de que las tropas rusas se retiren de un país ocupado. Muchos atribuyeron este favor a la campaña del Rosario en familia, que en Austria contaba con innumerables participantes.

 

En relación con estos hechos en septiembre de 1985 se celebraron solemnemente varios aniversarios: 40 aniversario de la restauración de la República de Austria, 30 aniversario del pacto de Estado (Staarsverrag), 25 aniversario de la fundacion de la Cruzada reparadora del Rosario para la paz del mundo (Rosenkranz-Sühnekreuzzug um den Frieden der Welt). El mismo Presidente de la República tomó parte en algunas de estas celebraciones. En un discurso en el Stadthalle de Viena dijo: “En las horas de los mayores peligros los católicos de Austria siempre han buscado su refugio en la Magna Mater Austriae”. (Eph.Mar.36,(1986)p.133)

 

Yo creo que hoy enfrentamos una situación muy difícil, una crisis general que se concretiza en lo que hemos llamado la cultura de la muerte, es decir, una actitud negativa frente al valor supremo de la vida. Este déficit de humanidad cristaliza en la pobreza generalizada, en el abandono de los niños, en las propuestas abortistas y su defensa, en la guerra, en el terrorismo, en la indiferencia religiosa, en el materialismo que encierra nuestra vida. Sabemos que nuestra República no pasa por su mejor momento, que existen crisis severas que generan pobreza extrema, que hay inquietud y temor e incertidumbre en el pueblo, que la violencia se ha apoderado de nuestro corazón. Especialmente doloroso es, para todos nosotros, el problema del crimen organizado, de la proliferación y consumo de drogas que han hecho de la nuestra una ciudad profundamente lastimada, poniendo en riesgo, incluso, su viabilidad. Pero sabemos, igualmente, que México tiene una reserva enorme de fe en Dios, que ama a Jesucristo, y guarda un amor y una devoción inconmobilbes a María, Madre y Señora nuestra. Creo por ello mismo que es el momento de que los cristianos aportemos desde la originalidad de nuestra fe, el testimonio de una vida marcada por la esperanza que no defrauda. Mediante el rezo del Santo Rosario pidamos a Dios para que nos libere del flagelo de esta cultura hecha de desprecio y de ambición. La celebración del Próximo Rosario Viviente debe ser, pues, un incentivo para que, guiados por María, acojamos al Redentor, al Evangelio Viviente y lo hagamos presente en las estructuras de este mundo nuestro.

 

Termino traduciendo unos versos de Paul Claudel:

 

Porque estás ahí para siempre, simplemente,

Porque eres María,

Simplemente, porque existes

Madre de Jesucristo,

Te doy gracias.

 

 

 P. Hesiquio Trevizo Bencomo

 

 

 

REZO DEL SANTO ROSARIO

 

Todos:   Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos……

Todos:   ACTO DE CONTRICCION.

 

MISTERIOS GOZOSOS (Lunes y Jueves)

 

1o. La Encarnación del Hijo de Dios.

           Padre nuestro y diez Avemarías…

2o. La Visitación de nuestra Señora

3o. El Nacimiento del Hijo de Dios.

4o. La Purificación de nuestra Señora…

5o. El Niño perdido y hallado en el Templo…

 

MISTERIOS DOLOROSOS. (Martes y Viernes)

 

1o. La Oración del Huerto.

            Padre nuestro y diez Avemarías……

2o. La Flagelación…

3o. La Coronación de espinas…..

4o. La Cruz a cuestas…

5o. La Crucifixión del Señor….

 

MISTERIOS GLORIOSOS. (Miércoles, Sábados y Domingos)

 

1o. La Resurrección del Señor.

            Padre nuestro y diez Avemarías.

2o. La Ascensión del Señor…

3o. La venida del Espíritu Santo…

4o. La Asunción de nuestra Señora….

5o. La Coronación de nuestra Señora….

 

 

Dios te salve María Santísima Hija de Dios Padre, Virgen purísima y castísima antes del parto, en tus manos encomiendo mi Fe para que la alumbres, llena eres de gracia…..

 

Dios te salve María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen purísima y castísima en el parto, en tus manos encomiendo mi Esperanza para que la alientes, llena eres de gracia…..

 

Dios te salve María Santísima, Esposa del Espíritu Santo Virgen purísima y castísima después del parto, en tus manos encomiendo mi Caridad para que la inflames, llena eres de gracia…..

 

 

            Dios te salve María Santísima, Templo, Trono y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin la culpa original. Amén.

            Dios te salve Reina y Madre, Madre de Misericordia; vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.   A tí llamamos los desterrados hijos de Eva; a tí suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues Señora, abodada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, Oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María! .   Ruega por nosotros Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo.     Amén.

 

 

LETANIAS A LA SANTISIMA VIRGEN.

Señor, ten piedad de nosotros                         Señor, ten piedad de nosotros

Cristo, ten piedad de nosotros                         Cristo, ten piedad de nosotros

Señor, ten piedad de nosotros.                         Señor, ten piedad de nosotros

 

Cristo, óyenos                                                       Cristo, óyenos

Cristo, escúchanos                                             Cristo, esscúchanos

Dios Padre Celestial                                            Ten piedad de nosotros.

Dios Hijo Redentor del mundo                                                 “

Dios Espíritu Santo                                                                       “

Santa Trinidad que eres un solo Dios                                   “

Santa María                                                            Ruega por nosotros

Santa Madre de Dios                                                                   “

Santa Virgen de las Vírgenes                                                   “

Madre de Jesucristo                                                                    “

Madre de la Iglesia                                                                       “

Madre de la Divina Gracia                                                         “

Madre Purísima                                                                            “

Madre Castísima                                                                          “

Madre Inmaculada                                                                       “

Madre Virgen                                                                                 “

Madre Amable                                                                               “

Madre Admirable                                                                          “

Madre del Buen Consejo                                                           “

Madre del Creador                                                                       “

Madre del Salvador                                                                     “

Virgen Prudentísima                                                                   “

Virgen Venerable                                                                         “

Virgen Laudable                                                                           “

Virgen Poderosa                                                                          “

Virgen Clemente                                                                          “

Virgen Fiel                                                                                      “

Espejo de Justicia                                                                       “

Trono de Sabiduría                                                                     “

Causa de Nuestra Alegría                                                          “

Vaso Espiritual                                                                             “

Vaso Insigne de Devoción                                                        “

Vaso precioso de la Gracia                                                       “

Rosa Mística                                                                                  “

Torre de David                                                                              “

Torre de Marfil                                                                              “

Casa de Oro                                                                                     “

Arca de la Alianza                                                                        “

Puerta del Cielo                                                                            “

Estrella de la Mañana                                                                  “

Salud de los Enfermos                                                               “

Refugio de los Pecadores                                                         “

Consuelo de los Afligidos                                                         “

Auxilio de los Cristianos                                                            “

Reina de los Angeles                                                                  “

Reina de los Patriarcas                                                              “

Reina de los Profetas                                                                 “

Reina de los Apóstoles                                                              “

Reina de los Confesores                                                           “

Reina de las Vírgenes                                                                 “

Reina de todos los Santos                                                        “

Reina concebida sin la culpa de pecado original           “

Reina llevada al Cielo                                                                 “

Reina del Santo Rosario                                                            “

Reina de la Paz.                                                                            “

 

Cordero de Dios,

Que quitas los pecados del mundo                                        Oyenos, Señor

Cordero de Dios,

Que quitas los pecados del mundo                                   Perdónanos, Señor

Cordero de Dios,

Que quitas los pecados del mundo                         Ten piedad y misericordia de nosotros

 

 

Bajo tu amparo nos acogemos,

Santa Madre de Dios,

No desprecies las oraciones

Que te dirigimos en nuestras necesidades,

Antes bien líbranos de todo peligro,

¡Oh! Virgen gloriosa y bendita.

 

 

Ave María Purísima

Sin pecado original concebida.

 

 

NOTA.

 

Estaba ya en imprenta “El contenido teológico del Rosario” cuando apareció la carta apostólica “Rosario de la Virgen María” del Papa Juan Pablo II (16.10.02); razón por la cual no se hace alusión a ella en nuestro folleto. Dada la oportunidad, mensaje y bellaza del documento pontificio, transcribo un breve resumen de dicho documento.

 

  1. El Rosario es una oración, que si bien tiene un carácter mariano, es cristológica, como toda oración cristiana; aparece y se propaga, por el soplo del Espíritu en el II Milenio y, en su sencillez y profanidad sigue siendo también en este tercer Milenio apenas iniciado una oración de gran significado destinada a producir frutos de santidad. Se encuadra bien en el camino espiritual de un cristianismo que después de dos mil años no ha perdido nada de la novedad de los orígenes y se siente empujado por el Espíritu a anunciar y proclamar a Cristo, “Camino Verdad y Vida” (Jn. 14,6). (nn. 1-2).

 

  1. El Rosario es un “camino de contemplación”; en él vamos “contemplando” paso a paso, la totalidad del misterio cristiano. Se trata de un medio eficaz APRA favorecer la exigencia de la contemplación en los fieles como se afirma en TMI: “es necesario un cristianismo que se distinga ante todo por el arte de la oración”. Mientras en la cultura contemporánea, incluso entre tantas contradicciones, aflora una exigencia de espiritualidad, impulsada también por el influjo de otras religiones, es más urgente que nunca que nuestras comunidades cristianas se conviertan «en auténticas escuelas de oración» (n. 5). Por ello, el Papa ha decretado el Año del Rosario. De Octubre 2002 a Octubre 2003. Nuestro Obispo ha decretado que el Año del Rosario iniciase en nuestra Diócesis con el Rosario Viviente y termine el próximo año con el mismo evento.

 

  1. Oración por la paz y por la familia. Dos necesidades sentidas universalmente, ambas amenazadas, son circunstancias históricas que hacen urgente el rezo del Rosario. Ante todo, la urgencia de implorar de Dios el don de la paz. Ya en otras circunstancias similares los papas han recomendado el rezo del Rosario para implorar la paz. Vemos en el mundo escenas de violencia – sobretodo en tierra de Jesús – donde se derrama la sangre y se siembra la devastación y la muerte. Debemos rezar el Rosario contemplando el misterio de Aquel que es nuestra paz (cf. Ef 2,14).

 

Las dificultades que presenta el panorama mundial inducen a pensar que sólo una intervención de lo Alto, capaz de orientar los corazones de quienes viven situaciones conflictivas y de quienes dirigen los destinos de las Naciones, puede hacer esperar en un futuro menos oscuro. (nn. 6. 40)

 

Además de oración por la paz, el Rosario es también, desde siempre, oración de la familia y por la familia. Conviene no descuidar esta preciosa herencia para fomentar la comunión en la familia tan amenazada por el televisor. Volver a rezar el Rosario en familia significa introducir en la vida cotidiana otras imágenes muy distintas, las del misterio que salva: la imagen del Redentor y la imagen de su Madre santísima. La familia que reza unida permanece unida. Rezar el Rosario por los hijos, y mejor aún, con los hijos, es una ayuda espiritual en su crecimiento que no ha de despreciarse. (nn. 41-42)

 

  1. Misterios de Luz. La novedad definitoria del documento papal es la introducción en la forma tradicional del Rosario que contempla 15 misterios – gozosos, dolorosos, y gloriosos – cinco nuevos misterios llamados de la luz. En realidad, todo el misterio de Cristo es luz. Es la “Gran Luz” que brilla en tierras de sombras, de la que habla Isaías; él es la luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo, El es la vida y esa vida es la luz de los hombres (cf. Jn 4,8). El afirma de sí mismo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no anda en tinieblas, tendrá la luz de la vida (8,12).

 

Estos misterios son: 1. El bautismo de Jesús en el Jordán; 2. la auto manifestación de Jesús en las bodas de Caná; 3. Anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión; 4. La Transfiguración; 5. Institución de la Eucaristía, sacramento del misterio pascual. Estos misterios pueden rezarse los jueves.

 

Conclusión. “Pienso en todos vosotros, hermanos y hermanas de toda condición, en vosotras familias, en vosotros, enfermos y ancianos, en vosotros, jóvenes: tomad con confianza entre las manos el Rosario descubriéndolo a la luz de la Escritura, en armonía con la Liturgia y en el contexto de la vida cotidiana” (n. 43).

 

P. Hesiquio Trevizo B.

 

TEXTOS BÌBLICOS QUE ALUDEN Y AYUDAN A LA CONTEMPLACIÓN DE LOS MISTRIOS DEL  R O S A R I O.

 

LOS MISTERIOS GOZOSOS

 

  1. La Anunciación

Meditación: El ángel le dijo a María, “vas a concebir y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y con razón lo llamarán: Hijo del Altísimo. (Lucas 1: 31-32)

  1. La Visitación

Meditación: “¡Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¡Dichosa por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor! (Lucas 1: 42. 45)

  1. La Natividad

Meditación: Cuando estaban en Belén, le llegó el día en que debía tener a su hijo. Y dio a luz a su primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada. (Lucas 2: 6-7)

  1. La Presentación

Meditación: Cuando llegó el día en que, de acuerdo a la Ley de Moisés, debían cumplir el rito de la purificación de la madre, llevaron al niño a Jerusalén. Allí lo consagraron al Señor (Lc 2: 22)

  1. Encuentro en el Templo

Meditación: Lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas. (Lucas 2: 46-47)

 

LOS MISTERIOS LUMINOSOS

 

  1. El Bautismo en el Jordán

Meditación: Jesús desciende a las aguas del Río Jordán y es bautizado por Juan. Se abren los cielos y se oye la voz del Padre llamándolo su Hijo amado. El Espíritu desciende como una paloma y se posa sobre Jesús llenándolo de la misión de Dios, de salvar a la humanidad del pecado. (cf. Mt 3: 17)

  1. La boda en Caná

Meditación: Jesús convierte el agua en vino a solicitud de María, quien fue primera entre los creyentes. Los discípulos presenciaron este milagro, y con su corazón abierto a la fe, empezaron a creer en Él. (cf. Juan 2: 1-11)

 

  1. La Proclamación del Reino de Dios

Meditación: Jesús proclamaba el Evangelio en Galilea. El proclama que éste es el tiempo de plenitud ya que el Reino de Dios está cerca. Pide a todos que se arrepientan y perdona los pecados de aquellos que creen en Él. (cf. Marcos 1: 15)

 

  1. La Transfiguración

Meditación: En el Monte Tabor, los Apóstoles presencian la gloria de Dios en el rostro resplandeciente de Jesús. La voz del Padre, que sale de una nube, dice: “Este es mi Hijo, mi Elegido, escúchenlo” (cf. Lucas 9: 35)

 

  1. La Institución de le Eucaristía

Meditación: En la Ultima Cena, Jesús ofrece Su Cuerpo y Sangre, bajo los signos del pan y vino; y lava los pies de los Apóstoles. Él sabe que Judas lo ha traicionado y que ha llegado Su hora. Jesús da testimonio de Su amor eterno por cada uno de nosotros al compartir el Sacramento de la Eucaristía.

(cf. Juan 13: 1)

 

LOS MISTERIOS DOLOROSOS

 

  1. La Agonía en el Huerto

Meditación: Llegó Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní. Fue un poco más lejos y se postró en el suelo en oración: “Padre, si es posible, aleja de mí este cáliz”. (Mateo 26: 36. 39)

 

  1. La Flagelación

Meditación: Todo el pueblo contestó: “Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos”. Entonces Pilato dejó en libertad a Barrabás, en cambio, a Jesús lo hizo azotar. (Mateo 27: 25-26)

 

  1. La Coronación de Espinas

Meditación: Le quitaron sus vestidos y le pusieron una capa de soldado de color rojo. Le colocaron en la cabeza una corona que habían trenzado con espinas y se burlaban de Él. (Mateo 27: 28-29)

 

  1. Llevando la Cruz

Meditación: Se apoderaron de Jesús; él mismo llevaba la cruz a cuestas y salió a un lugar llamado la Calavera. Allí lo crucificaron. (Juan 19: 17-18)

 

  1. La Crucifixión

Meditación: E Velo del Templo se rasgó por la mitad, y Jesús gritó muy fuerte: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Al decir estas palabras, expiró. (Lucas 23: 45-46)

 

LOS MISTERIOS GLORIOSOS

 

  1. La Resurrección

Meditación: El Ángel dijo: “Ustedes no teman, porque yo sé que buscan a Jesús crucificado. No está aquí, pues ha resucitado tal como lo había anunciado. (Mateo 28: 5-6)

 

  1. La Ascensión

Meditación: Jesús los condujo hasta cerca de Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y, mientras los bendecía, se alejó de ellos y fue llevado al cielo. (Lucas 24: 50-51)

 

  1. La Venida del Espíritu Santo

Meditación: Se les aparecieron lenguas de fuego, las que, separándose, se fueron posando sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo. (Hechos 2: 3-4)

 

  1. La Asunción

Meditación: “Hija mía, que Dios Altísimo te bendiga más que a todas las mujeres de la tierra. Y bendito sea el Señor Dios, Creador del cielo y de la tierra”. (Judith 13: 18)

 

  1. La Coronación

Meditación: Apareció en el cielo una señal grandiosa: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. (Apocalipsis 12: 1)