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Todo está listo para que un grupo satanista coloque una escultura del diablo junto al monumento a los Diez Mandamientos en la ciudad de Oklahoma. El gobierno ha dado el permiso para que sea instalada esta gran escultura con cuerpo de hombre y cara de macho cabrío con unos niños que, extasiados, lo contemplan.

Los satanistas argumentan que si los cristianos erigieron su monumento, ellos tienen el derecho de colocar el suyo, apelando al principio de la libertad religiosa. Si bien es cierto que cada hombre es libre de buscar a Dios y darle culto, incluyendo a dioses falsos, también es cierto que el satanismo no tiene raíces históricas en Oklahoma y sus adeptos son una pequeña minoría. Mientras sean pequeña minoría no tienen derecho de ofender a la mayoría cristiana al colocar un monumento junto al otro. Por esos motivos la estatua no debe ser autorizada.