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San Gregorio de Nisa
Obispo y Padre de la Iglesia

Memoria: 9 de Marzo

Nació entre 330-335 en Cesarea, Capadocia. (Actual Turquía)

Muere entre 395-400
Hermano menor de San Basilio el Grande y amigo de San Gregorio Nacianceno.

De sus escritos:
Dios puede ser hallado en el corazón del hombre.
El cristiano es otro Cristo.
Tenemos a Cristo que es nuestra paz y nuestra luz.

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Educado en Atenas. Influenciado por las obras de Orígenes y Platón. Se casó con Theosebeia. Profesor de retórica. Desilusionado con su vida de maestro, recibió el sacerdocio y se hizo ermitaño. Su madre y hermana ya vivían la vida monástica.

Fue obispo de Nisa, Armenia, en 372 y arzobispo de Sebaste.
Luchó contra la herejía ariana.

Conocido por sus escritos sobre la contemplación y el misticismo cristiano, por sus exposiciones sobre las Sagradas Escrituras y teología de la Trinidad.

Fue uno de los líderes del Concilio de Constantinopla en 381 y del Concilio de Antioquía.

Su pobre administración financiera causó que el gobernador lo acusara de robar la propiedad de la Iglesia y lo encarcelara. Se escapó pero fue depuesto por un sínodo de obispos en 376. Exiliado dos años, fue después restaurado en su diócesis.

Entre sus escritos: Catequesis, explicación de los títulos de los salmos, sobre los niños, el destino, la perfección y qué tipo de hombre el cristiano debe ser, la creación del hombre, la virginidad y otros.

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Te ofrecemos una disertación suya sobre la resurrección de Cristo. Es un texto que hay que leerlo lentamente, en silencio, esforzándonos por comprender la hondura de la reflexión de este Padre de la Iglesia.

De las Disertaciones de san Gregorio de Nisa, obispo
(Disertación 1 Sobre la resurrección de Cristo: PG 46, 603-606. 626-627)

EL PRIMOGÉNITO DE LA NUEVA CREACIÓN

Ha llegado el reino de la vida y ha sido destruido el imperio de la muerte. Ha hecho su aparición un nuevo nacimiento, una vida nueva, un nuevo modo de vida, una transformación de nuestra misma naturaleza. ¿Cuál es este nuevo nacimiento? El de los que nacen no de la sangre ni del deseo carnal ni de la voluntad del hombre, sino del mismo Dios.

Sin duda te preguntarás: «¿Cómo puede ser esto?» Pon atención, que te lo voy a explicar en pocas palabras. Este nuevo germen de vida es concebido por la fe, es dado a luz por la regeneración bautismal, tiene por nodriza a la Iglesia, que lo amamanta con su doctrina y enseñanzas, y su alimento es el pan celestial; la madurez de su edad es una conducta perfecta, su matrimonio es la unión con la Sabiduría, sus hijos son la esperanza, su casa es el reino y su herencia y sus riquezas son las delicias del paraíso; su fin no es la muerte, sino aquella vida feliz y eterna, preparada para los que se hacen dignos de ella.

Éste es el día en que actuó el Señor, día en gran manera distinto de los días establecidos desde la creación del mundo, que son medidos por el paso del tiempo. Este otro día es el principio de una segunda creación. En este día, efectivamente, Dios hace un cielo nuevo y una tierra nueva, según palabras del profeta. ¿Qué cielo? El firmamento de la fe en Cristo. ¿Qué tierra? El corazón bueno de que habla el Señor, la tierra que absorbe la lluvia, que cae sobre ella, y produce fruto multiplicado.

El sol de esta nueva creación es una vida pura; las estrellas son las virtudes; el aire es una conducta digna; el mar es el abismo de riqueza de la sabiduría y ciencia; las hierbas y el follaje son la recta doctrina y las enseñanzas divinas, que son el alimento con que se apacienta la grey divina, es decir, el pueblo de Dios; los árboles frutales son la observancia de los mandamientos.

Éste es el día en que es creado el hombre verdadero a imagen y semejanza de Dios. ¿No es todo un mundo el que es inaugurado para ti por este día en que actuó el Señor? A este mundo se refiere el profeta, cuando habla de un día y una noche que no tienen semejante.

Pero aún no hemos explicado lo más destacado de este día de gracia. Él ha destruido los dolores de la muerte, él ha engendrado al primogénito de entre los muertos.

Cristo dice: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. ¡Oh mensaje lleno de felicidad y de hermosura! El que por nosotros se hizo hombre, siendo el Hijo único, quiere hacernos hermanos suyos y, para ello, hace llegar hasta el Padre verdadero su propia humanidad, llevando en ella consigo a todos los de su misma raza.