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Una gota de agua

Lucas insiste en el peligro de la avaricia que termina haciéndonos indiferentes ante el sufrimiento del hermano. Comparto contigo un hermoso pensamiento del genio literario y católico francés, León Bloy.

«Cuando está uno agobiado por el sufrimiento se aprecia mejor el más pequeño gesto, venga de quien venga, incluso de un animal. Las personas que sufren saben qué es lo realmente “precioso”… un vaso de agua tiene un valor tan grande que, cuando nos viene ofrecido por alguno que podría, incluso, hacer más, conserva todavía un valor inestimable. ¿No podrías darme una moneda de mínimo valor, que en este momento podría satisfacer todos mis deseos? Detrás de aquél escritorio está una botella de vino de la cual me separa el grande abismo de esta parábola. Te costaría menos que el vaso de agua, que la gota de agua en el dedo de Lázaro, que ha sufrido toda su vida para conquistar el derecho de rechazarlo. Pero tú no me la das; esta gota cuyo deseo exaspera mis viejos tormentos; no me la das porque estás saciado, harto, porque no has conocido jamás ni el hambre ni la sed. ¡Por esto nos encontramos, yo y tú, en los dos extremos del caos!»