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El joven ministro de economía argentino, Axel Kicillof (¡¿?!), parece más bien un hincha del Boca. Se le ve juvenil y cuidadosamente desaliñado en sus conferencias en Nueva York y discutir con los buitres, los buitres de los bonos, nombre claro, alto, sonoro y significativo reservado a los tenedores de parte de la deuda, el 1%. Y todo porque ahora la deuda también se compra y se vende. Cosas veredes, mío Cid. En qué vaya a parar el lío, no lo sé; comienzo a escribir temprano, recién cuando se anuncia que las bolsas de valores, en México y  Europa se han visto afectadas por el impago argentino,  la de NY ha tenido su peor semana en dos meses. Cuando se escribe semanalmente se vale llegar tarde; la entrega puede ser, entonces, más bien historia. Pero la historia enseña también, porque cualquiera que sea el final, que nunca será bueno, créame que escribo pensando en nuestro México.

Lamenta uno la suerte de un país de excepción, como es Argentina, pero ya ve Ud. la política se nos ha vuelto cuestión de vida o muerte. Y es que –bueno– las deudas son deudas, no importa el eufemismo ni la nueva gramática, nada vale que se les llame negociada, renegociada, estructurada, reestructurada, financiada y refinanciada, manejable o no, fondo buitre, default, notarial, pasivo laboral, o mil nombres más que le da la nueva jerga de la economía. Se trata de deudas y lo malo de las deudas es que hay que pagarlas. Y son de esos males que con el tiempo se recrudecen. Con ellas no se puede apostar a los  penaltis.

Y a mi juicio, que no vale mucho, pues de economía tampoco sé, por ironía del destino o naturaleza de raza, los negociadores argentinos le apostaron al tiempo, como su selección le apostó a los penales, y los rivales, en este caso los buitres, se los comieron. Con las deudas no se juega. Amén que la especulación es siempre un pecado grave; incluso, especular con un gol: pregúntele al piojo Herrera, aspavientos incluidos.

¿Cuál es el origen del problema de deuda de Argentina? Oigamos a los especialistas, esas gentes que nos dan todas las explicaciones, pero después del desastre, nunca antes.

La deuda de Argentina creció sobre todo en los Gobiernos de Carlos Menem (1989-1999, quien compareció ante la justicia por otros delitos) y Fernando de la Rúa (1999-2001) y por eso Argentina cayó en 2001 en la mayor suspensión de pagos de la historia de un país. En 2005 y 2010, los Gobiernos de los Kirchner ofrecieron a los acreedores una fuerte quita (la quita es algo tan simple como que te debo mil pero confórmate con 700, y, pues de lo perdido, lo que aparezca), y lograron sustanciales reducciones. Los Kirchner reestructuraron el 93% de la deuda impaga, pero quedó otro 7% en manos de inversores con títulos emitidos en EU y Europa que siguen litigando. Estos son los buitres. Y estos tales buitres traen a Argentina exactamente como andaba el seleccionado argentino los últimos cuatro minutos del mundial pasado: tirando balonazos sin rumbo.

¿Por qué Argentina puede volver a caer en suspensión de pagos 13 años después? Agiotistas son los bancos y los buitres. Con los bancos se puede restructurar la deuda, son vías institucionales; con los bancos, mientras se  paguen los intereses, religiosamente, en forma garantizada por la salud económica del país endeudado, no hay mayor problema. Se trata del agio organizado. Con los buitres no es así. Fue el caso. Argentina reestructuró con los bancos y pagó, según esto; en cambio, a los buitres no; éstos se indignaron y demandaron ante un juez su pago igual que a la banca. O sea, todos coludos o todos rabones. Oigamos a los especialistas: Un fallo de un juez de Nueva York estableció que Argentina no podrá seguir pagando la deuda reestructurada hasta que abone primero unos 1.100 millones de euros a un grupo de fondos buitres y otros acreedores que tienen el 1% de la deuda impaga desde 2001. El juez se basó en una norma que establece igual tratamiento a los acreedores. (A los buitres organizados y a los otros). Nótese que los buitres tienen solo el 1% de la deuda y son lo que hacen tambalear al país; ¿qué si el otro 99% exigiera el pago inmediato?

El presente parece, más bien, un “divertimento”. Los buitres poderosos y organizados que tienen a doña Cristi contra la pared, son muy conocidos: Citigroup, Deutsche Bank, HSBC y JP Morgan que continuarán dialogando con los ‘fondos buitre’ (los otros) el fin de semana, al margen del Gobierno de Fernández. O sea, que ya Cristi no cuenta.

Entienda Ud. lo que nos dice un especialista, A. Rebossio: El Gobierno de C. Fernández, los fondos buitre y el juez de Nueva York que falló a favor de ellos, Thomas Griesa, no se ponen de acuerdo. Desde el pasado miércoles Argentina se encuentra en impago de un título de su deuda, según la opinión de calificadoras de riesgo crediticio. Puede que lo que Fernández se niega a calificar como suspensión de pagos dure menos tiempo de lo pensado. Los cuatro bancos citados se encuentran en negociaciones avanzadas con los buitres, (los otros) para desactivar la moratoria de Argentina, según fuentes del sector financiero.

El impago se originó a partir de que una sentencia definitiva de Griesa que bloqueó el pago de deuda reestructurada en 2005 y 2010 hasta tanto Buenos Aires no pague 1.500 millones de dólares a los fondos especulativos-buitres y demás acreedores que rechazaron aquella refinanciación con “quita” y se quedaron con títulos impagos desde la debacle argentina de 2001. El Gobierno de Cristi  se niega a abonar a los buitres (a los desorganizados) porque sostiene que eso provocaría demandas de los tenedores de deuda reestructurada por 120.000 millones, según una cláusula que vence el 31 de diciembre de 2014. Este pasivo asciende en la actualidad a 400.000 millones. Hasta aquí el especialista.

Pero hay otra norma en el juego, aunque Ud. no lo crea; algo así como apostar a los penaltis. “El argumento del Ejecutivo, que es respaldado por algunos juristas y opositores, se basa en una cláusula de la deuda reestructurada que establece que los que la aceptaron pueden exigir mejoras si a los que la rechazaron se les paga más. Esta cláusula vence a finales de 2014 y por eso el Gobierno pide que se congele el fallo hasta 2015. Como dice Catón, no le entendí. Lo que si entiendo es que, en el 2014 ó 2015 o después, las deudas hay que pagarlas y entre más tarde se paguen, peor.

Pero aparece en el juego otro elemento, un tal P. Singer del que Joan Faus nos dice lo siguiente: El estadounidense Paul Singer, de 69 años, es el principal enemigo de Argentina en su batalla contra los fondos de inversión acreedores. Singer es el director de Elliott Capital Management. Una de sus filiales —NML— no aceptó, junto a otros inversores, las quitas ofrecidas en 2005 y 2010 por Buenos Aires y lideró una larga y feroz pelea en los tribunales. La victoria final le llegó en junio cuando un juez de Nueva York determinó que Argentina debía pagar sus deudas pendientes. A NML le corresponden alrededor de 225 millones de euros, a cambio de la deuda que según el Gobierno argentino adquirió por 35 millones.

Este multimillonario discreto, generoso donante del Partido Republicano y activista de los derechos de los homosexuales, no ha escatimado esfuerzos en su cruzada contra Buenos Aires. Entre 2007 y 2010, el Gobierno argentino tuvo que cancelar varios vuelos de su avión oficial a EU y a Alemania para que no fuera embargado. La estrategia de Singer de comprar deuda cuando su precio está hundido para después reclamar un beneficio mayor no es nueva y le ha valido a su firma el calificativo de fondo buitre. En los años 90 consiguió, mediante fallos judiciales, cobrar 43 millones de euros en deuda de Perú que había adquirido por 8 millones, y otros 67 millones en pasivo de Congo que había comprado por 15 millones. Es licenciado en derecho por la Universidad de Harvard. (Por ello, yo no me gradué en Harvard).

Roberto Lavagna, ministro de Economía que fue del difunto Kirchner, antes de que pasara a serlo, zanja la cuestión, culpando a todos los autores de la saga argentina. Dice: “Difícil situación se ha creado entre Argentina y el 1% de sus acreedores. Intereses políticos fuertes del lado argentino y no menos fuertes intereses monetarios de fondos especulativos, abogados, bancos, cajas de valores, etcétera, ayudan a crear una fuerte confusión. Ninguno de los tres actores de esta saga está exento de responsabilidades”. Lo que sí es seguro es más incertidumbre, más pobreza, mayor inestabilidad y, tal vez, contagio en la zona. Detrás, la acción de los políticos, la corrupción, el afán de poder, el desprecio para el pueblo.

He leído una cincuentena de artículos escritos por los especialistas y publicados en El País. Lo hice con antelación, pero, ¿qué podrá cambiar? Como en la masacre de Gaza, nada o bien poco. Acaso una paz sobre escombros, muerte y más resentimiento. Acá, más deuda e inestabilidad. El problema no se agota solo en cómo pagar la deuda; también hay que ver quién y para qué se contrajo.

Los males no vienen solos. Donde está el cadáver, se juntarán los buitres, dijo Jesús de Nazaret. Los tigres asiáticos y los siberianos ya aparecieron en la zona. También en chihuahua. Los acuerdos firmados por el presidente chino, Xi Jinping, en Argentina, Brasil, Venezuela y Cuba, una vez que el mandatario ruso Vladímir Putin abandonó la zona, son una provocación directa a Estados Unidos: es como decirles “América para los americanos” ya no será posible nunca más. Continuar sumando datos es solo hacer más ensalada. Debe uno distanciarse del problema y verlo más de fondo. Hay puntos en los que debemos reflexionar:

En el fondo, se encuentra el pecado capital de la avaricia. Vivir para acumular millones, caiga quien caiga, no es un buen objetivo. Pero tampoco es un delito. P. Singer es un bello ejemplo de avaricia en su peor forma. Basta con observar cómo engordan y crece las grandes corporaciones. Son lo  que dicen: “mi trabajo es hacer dinero; el más listo es el que más gana, hay que inventar trucos para ganar más. ¿Por qué me voy a regular?” como cuando se está ante un bufet de sabrosos manjares; hasta que restire el manta, dijo el tarahumara. Además, toda la estructura sociocultural está diseñada para ello. Tal actitud, llevada hasta el extremo, realizada por las gigantescas compañías financieras, apoyadas en filosofías ad hoc, ha sumido continentes enteros en la miseria. Afirmaba Ghandi: “En la tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos”.

El agio es un horrible pecado condenado sin miramientos en la revelación judeocristiana. S. Pablo advierte de la avaricia como sobre ningún otro pecado: “Cuídense de la avaricia que es una forma de idolatría”. Las advertencias de Jesús sobre el particular, son fulminantes; “Qué difícil va a ser para los ricos entrar al reino de los cielos; es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja”. Y ni modo de hacer rebajas de evangelio. “No pueden servir a dos señores, no pueden servir a Dios y al dinero”. Ante tal contundencia, la solución es quitar a Dios de en medio. Si quitamos a Dios, el problema del bien y del mal queda resuelto. (Aparentemente).

Otra dimensión de la avaricia es la usura, que ha sido universalmente denunciada y condenada. Llamamos usureros a aquellos que utilizan el dinero como una forma para hacer más dinero. Se trata de una situación generalizada, por ejemplo, en las operaciones bancarias y en las tarjetas de crédito.

Estamos en manos de usureros internacionales que nos cobran por nuestro dinero. Intereses sobre intereses. $2700 le cuesta la anualidad de una tarjeta de crédito y cuando la usa pagará de un 35 a un 52% de interés. Tales entidades reportan ganancias millonarias a costa del hambre y la necesidad de los pueblos. El banco le cobrará por manejarle su dinero; y si no llega a determinada cantidad, le imponen una multa. Todo eso es usura. No es la lógica de Dios, ciertamente.

Pero, para colmo de males, cuando son los gobiernos quienes con sus ambiciones particulares, sus políticas interesadas y erráticas, quienes con la creación y manipulación de entidades afines, o abiertamente, mediante la corrupción más flagrante, quiebran un país, lo hunden, lo llevan a la ruina, la cosa es todavía peor, dado que la razón de la autoridad pública es la defensa del débil.

Sí duele el caso argentino; pero yo he escrito guiado por otra inquietud: ¿Cuánto más aguantará México? ¿Cómo repercutirá el caso del pasivo laboral? Con ese monto, Argentina salía de su crisis. Gasolina cada vez más cara, servicios de los más caros del mundo, y de los de menor calidad, carestía de la vida, más pobreza, más campañas ocasionales contra el hambre, más falta de salud pública y más violencia, ¿cómo funciona México, y hasta cuándo? Con estas preguntas he escrito. Por otro lado, qué fuerte es México; desde que llegó el capitán Cortez hasta nuestros días ha sido saqueado, e pur’ si muove.

Una buena. Francisco recibe mañana a 50 mil monaguillos alemanes. El encuentro se produce con ocasión de la peregrinación nacional a Roma con el tema “¡Libres! Porque es lícito hacer el bien”. El encuentro se produce con ocasión de su peregrinación nacional a Roma del 4 al 8 de agosto. Se trata de una forma de “reforzar el potencial espiritual del importante grupo de la pastoral alemana que cuenta con más de 430.000 niños, adolescentes y jóvenes adultos comprometidos con el servicio al altar”. ¿Cuántos acólitos tiene la Iglesia de Juárez?