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Francisco en Cuba.

Escribe H. Belloc “que el escritor concienzudo de la historia es aquel que consigue desligarse de todo factor afectivo como para poder decir: esto sucedió y sucedió así. Lo describiré como si nada me importara su resultado, fuere el que fuere”. Sin negar la parte de verdad del aserto del famoso historiador, su concepción de la historia, por lo menos, es demasiado fría, flemática. La pasión, la pasión por la verdad, no está peleada con la objetividad de los hechos. Lo que sí daña a la historia es la deformación, la alteración; es hacer política con ella; lo que enturbia a los personajes es la posteridad sectaria.

3er papa en Cuba. Nos aprestamos a vivir uno de esos acontecimientos de especial densidad histórica, objeto de especial hermenéutica. Se trata del viaje, que ha iniciado, el papa Francisco, a Cuba y a EE.UU. El viaje del Papa comenzará con una estadía en Cuba. La isla caribeña es “afortunada” por haber recibido en poco más de 15 años a tres papas (Wojtyla en 1998, Ratzinger en 2012). La primera etapa es La Habana; llegará al aeropuerto dedicado a José Martí, padre de la patria, una figura de referencia para el pueblo cubano y con un 80% de aceptación. Raúl cuenta con un 40%. Allí tendrá lugar una ceremonia de bienvenida, con el discurso de Castro y el de Francisco. El primero de los 26 programados: 8 en Cuba y 18 en los EEUU.

El “intenso” domingo, 20 de septiembre, comenzará con la Misa en la Plaza de la Revolución, donde también celebraron sus dos predecesores. En esta ocasión, Francisco dará personalmente la primera comunión a cinco niños, como un “signo de esperanza y de crecimiento de la Iglesia” en Cuba. Por la tarde, tendrá lugar el encuentro privado con Raúl Castro en el Palacio Presidencial.

¡Cómo se escribe la historia! Su desarrollo, al parecer caprichoso o fatal, desconcertaba a Tácito. “Res mortálium”, la llama Tácito; cosa de los mortales, es la historia. Los dioses no tienen historia, no la necesitan. Un argentino, nebulosa, temida y trágica figura de la revolución, el Ché Guevara,   el mural que exhibe su rostro seductor y significado, la Plaza de la Revolución; ahora, otro argentino se presenta en ese lugar con otro mensaje, otra indumentaria, otro rostro. Otra “revolución”; con nuevas esperanzas, en un momento nuevo y como un signo de reconciliación continental.

Ahora, por tercera vez, el destino llama a la puerta de Cuba. ¡Que Cuba se abra al mundo! ¡Que el mundo se abra a Cuba!, tal el programa que JP.II dejó en la Isla. “Cuba en adviento”, profetizó Wojtyla. “Luchen por una sociedad abierta y renovada”, dijo B.XVI a los cubanos. El calor de aquellos momentos quedó reportado en este espacio. Las fotografías de los dos papas con Fidel, aparecidas en El Diario, dicen más que los mismos discursos.

Otra Lectura. Carlos Pagni, (El País. 14.09.15), resume a la perfección otra lectura. Según este periodista, “el libro de cabecera de Francisco es el escrito por el estratega británico Basil Liddel Hart y se titula La estrategia de la aproximación indirecta. Desde que otro jesuita se lo recomendó en los años setenta, obedece cada una de sus reglas: la mejor manera de abordar un conflicto es debilitar la resistencia ajena antes que quebrarla, hasta que desista de dar batalla. Al centro debe llegarse por rodeo, desde la periferia. Así conviene interpretar el viaje que le llevará el sábado próximo a Cuba y los Estados Unidos”. Se trata, pues, de una mera estrategia, ¿geopolítica? Decía un filósofo presocrático que si los caballos pudieran pensar en dios, pensarían que tiene forma de caballo.

“La estadía en la isla es el corolario de su gestión para el reencuentro entre Washington y La Habana. Pero también forma parte de un proceso más antiguo. Cada vez que se vieron ante el abismo, los Castro, que fueron formados por jesuitas como Francisco (yo creía que por lasallistas o maristas), se pusieron en manos de la Iglesia. En enero de 1998, atormentados por las penurias derivadas del colapso soviético, recibieron a Juan Pablo II”, concluye el autor. Ahora, ante el colapso venezolano, se arrojan a los brazos de Francisco para solucionar, de una vez por todas, sus añejos problemas, sería la conclusión. “Que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba”, fue la ruta trazada. Luego de la histórica, (adjetivo muy socorrido), visita a Francisco, Raúl dijo: “Si el Papa sigue así volveré a rezar, volveré a la Iglesia. Y hablo en serio”. El diario oficial Granma, omitió esta frase lo cual lleva a los analistas, de pluma en ristre, a decir que los Castro tiene dos lenguajes, uno para consumo interno y otro para exportación.

El viaje ha sido catalogado por los especialistas como un viaje largo, difícil y complejo. Y lo es. Se ha destacado el hecho de que Francisco ha influido en forma determinante en las relaciones nuevas entre los dos países que visitará; yo creo, más bien, que, en todo caso, la diplomacia vaticana de los últimos papas tenía mucho camino andado. En este espacio escribí en el momento, que la sorpresiva visita de Juan Pablo a la Isla podía leerse como la búsqueda de la solución a una situación insostenible y en tales circunstancias la única institución confiable y sólida era la Iglesia. Desde luego, había, hay, que respetar la historia, la idiosincrasia y la experiencia cubana, sus tiempos; después de todo, no se trata de una presa que hay que arrojar a los leones. Cuba es una gran nación.

¿Cuál es objetivo de Francisco en Cuba? Se trata de una buena pregunta que merece una buena respuesta. Joaquín Navarro-Valls, que no es santo de mi devoción, pero dueño de una información y experiencia diplomática de primer nivel, ha escrito para Zenit un muy interesante artículo sobre el particular. Comienza por sostener la continuidad de la diplomacia de los últimos papas. “La primera puerta se abrió con el viaje de Juan Pablo II. Parecía imposible; el Papa había indirectamente mostrado su deseo, pero no llegaba la invitación de Castro. Al final llegó. No se sabía qué iba a ocurrir. Por eso envió allí tres meses antes a su Portavoz, Joaquin Navarro-Valls, el cual tuvo una larga entrevista nocturna de seis horas en la residencia del comandante Fidel Castro. «En la revolución cubana, le dijo entre otras cosas, no se ha derramado ni una gota de sangre de un sacerdote católico». Se veía su fondo cristiano aunque escondido en su ideología marxista. El Papa llegó, dijo exactamente lo que quiso, y Castro, además de su encuentro con Juan Pablo II, asistió a la misa que se celebró en La Habana, en la Plaza de la Revolución, bajo una silueta del Ché Guevara. Allí se abrieron muchas puertas: reconocimiento social de la Iglesia, entrada de algunos sacerdotes no cubanos etc. etc.”

Navarro-Valls fue el vocero durante el pontificado de JP.II; es, por lo tanto, dueño de una información privilegiada, sabe de anécdotas no conocidas que pintan más que lo muy visible de los discursos y aglomeraciones, el estado del alma. Esas profundidades del hombre son las que mueven o determinan los acontecimientos externos. Una de ellas es muy interesante: “Con Benedicto XVI la continuidad fue evidente. Hay una anécdota poco conocida. Fidel Castro, que ya no era Presidente, quiso ver al Papa y tuvo la delicadeza de venir él a la Nunciatura. En un momento le preguntó: “¿Qué me recomendaría usted leer?” El Papa, muy al estilo Ratzinger, respondió: “Déjeme pensarlo y le contestaré desde Roma”. En el primer correo diplomático le envió cinco libros; dos de ellos escritos por Ratzinger: un tomo de su Jesús, y el libro Introducción al Cristianismo. Según su hija Alina (huida de Cuba en 1993), después de la grave enfermedad de su padre Fidel: “Se ha acercado a la religión. No sé si tiene miedo de morir, pero estoy convencida de que hoy está muy interesado en la suerte de su alma”.

¡Cuánta razón tiene Tácito! No sabemos, decía, si esta “res mortálium”, aut ex necesitate aut ex Fatone, evólvitur. Ignoramos si la historia se desarrolla según una necesidad inmutable o según un cruel destino. El hecho es que Cuba la bella, está una vez más en el corazón y en la garganta de América. Pero, Cuba tiene graves problemas internos que han de resolverse. El más grave de todos es la reconciliación interna entre las generaciones jóvenes, unos que aman la revolución y otros que no la soportan. Hay un problema de libertad interna, de respeto real a los derechos humanos, etc. Pero tampoco podemos pedir que se resuelvan en una semana. Esto será el resultado de un proceso, de paciencia y de un ponerse en camino inmediatamente, con actitudes 100% positivas. Tampoco podemos leer el acontecimiento como una rendición incondicional. Francisco tiene muchas cosas a su favor: latinoamericano, la lengua, la cercanía y fácil comprensión de la situación de América Latina; la aceptación mundial que lo precede. (Este jueves, el presidente palestino, Mahmud Abbas, telefoneó al papa Francisco, sobre “la agresión israelí en Jerusalén y en particular a la mezquita de Al Aqsa”, y le manifestó la preocupación palestina “porque Israel está transformando una cuestión política en un conflicto religioso”.).

Francisco, desde luego, debe potenciar la eclosión de los derechos humanos, en un país no demasiado acostumbrado. Sin duda, debe contribuir a sacar al catolicismo de las cavernas sociales. Pero, en mi modesta opinión, su gran aportación sería ayudar eficazmente a la reconciliación entre cubanos. Es decir, entre los partidarios de la Revolución y los partidarios de la libertad. No se trata tanto de “legitimar” el proceso de restablecimiento de relaciones entre Cuba y EE.UU, cuanto “legitimar el proceso interno de Cuba hacia la libertad”. Se trata de tender puentes entre el exilio de Miami y el exilio interior cubano, con los partidarios de la revolución castrista. La palabra “Pontífice“, viene de “puente”, y nadie mejor preparado para ello que el papa Francisco. No se olvide que el centro de las relaciones entre Iglesia y Estado son hoy los ciudadanos implicados, no los intereses de las cúpulas de mando, escribe Navarro-Valls.

Estamos, pues, ante un escenario fabuloso; y si los cristianos todavía saben rezar, hay que hacerlo para que se dé un vuelco en la historia actual.

¿Y la cita de Hilaire Belloc? Ah, pues pensaba escribir sobre Fray Junípero Serra, que será canonizado el día 23 de los corrientes. Luego de terminar su visita al presidente Obama, el papa presidirá la ceremonia de canonización del misionero mallorquín, civilizador y evangelizador de la Alta California. La ceremonia tendrá lugar en la Basílica of National Shrine of the Inmaculate Conception, muy cerca de la Cúpula del Poder. No pude manejar en una semana toda la información bibliográfica sobre este hombre, santo y genial.

Mientras que en México es un desconocido, en EE.UU., fue reconocido siempre como héroe. El Capitolio, donde reside el poder legislativo de los Estados Unidos, acoge la colección de 100 esculturas representativas de los personajes que más relevancia alcanzaron por su contribución a la historia de los Estados Unidos. Cuando se acordó que cada uno de los 50 estados de la Unión Americana propusiera dos nombres de personajes ilustres para que sus estatuas se colocaran en el National Statuary Hall del Capitolio, California propuso y fue aceptado que una de ellas fuese la de Fray Junípero Serra. Así honró el pueblo norteamericano la memoria de este humilde misionero franciscano. Pero de esto, hablaremos después. De ahí la cita de Belloc.

NB. Cabezas de última hora en El País y el NYT:

Obama elimina más restricciones para comerciar y viajar a Cuba.
Los cubanos esperan al Papa del deshielo.
Esperando a Francisco.
Pope Francis Faces a Challenge in Opening Cuba to the Church.