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‘El atentado en Barcelona abre preguntas sobre qué está llevando a jóvenes a escoger esos caminos y (sobre los) retos enormes para acciones preventivas en los ámbitos de la educación y la inteligencia’, escribe Diego García (El País. 25.08.17). Ya apuntaba, yo, algo al respecto en mi entrega pasada.  ¿Qué lleva a nuestros jóvenes a enrolarse en las filas de la muerte?

El trágico suceso, tan comentado mediáticamente, pero tan poco profundizado, lleva al autor a plantearse dos cuestiones: ‘La primera, el asombro -y horror- que en todos produce constatar la juventud de quienes han estado dispuestos a cometer esa vesania. Así como una de las 15 víctimas mortales tenía escasos 7 años, varios de los terroristas eran no sólo jóvenes sino menores de edad. Preguntas abiertas sobre qué está llevando a jóvenes a escoger esos caminos y retos enormes para acciones preventivas en los ámbitos de la educación y la inteligencia’. Yo respondería que mucho tiene que ver la ‘desnudez espiritual’ de Occidente, su desmoronamiento moral, la proscripción del cristianismo, matriz de nuestra civilización; el libertinaje y permisividad de nuestra sociedad, el abandono juvenil en el sexo y la droga, entre nosotros el terrible fracaso educativo, soledad y abandono juveniles. (Aquí, un niño de meses fue asesinado de un balazo en la cabeza en una ejecución, y no pasa nada). El Islam es la religión que más crece en Europa y en EE.UU; en Francia es la segunda. Y goza de todas las libertades y comodidades de nuestra democracia.

‘La segunda, el riesgo que se le plantea a occidente en general, y no sólo a Europa, de que la lucha contra el terrorismo de origen islámico y su “califato” lleve a una suerte de nueva “guerra santa” contra el Islam en general. Atisbos de eso hay en varios lados’. Aquí está el riesgo.

El 11-S comenzó una etapa nueva en la milenaria lucha entre Oriente y Occidente. (Remito a un artículo mío del 13.09.01). Bastó un mínimo grupo muy bien entrenado dentro de EE.UU., !que ironía!,  para marcar el inicio de la nueva era. La última versión es el terrorismo perpetrado por lobos solitarios o pequeñas células, dirigidas por sus guías religiosos. Ya no hace falta la movilización de ejércitos, basta  un pequeño grupo suicida y fanático capaz de cambiar su propia vida por el ideal religioso para colapsar  un Imperio.   ¿Qué debemos, qué podemos hacer?

Circula en la red una ‘homilía’ pronunciada en una iglesia de Madrid que me llamó mucho la atención, por venir de quien viene, por el tema y por la forma. Hela aquí:

“Después de los atentados de Cataluña, se suceden afortunadamente las muestras de repulsa y también de oración, no los agnósticos minutos de silencio, sino las plegarias. En la catedral de Barcelona esta mañana ha habido una misa con la presencia de los Reyes, en la Catedral de Madrid otra misa presidida por el Cardenal …., esto está muy bien, pero hay que hacer algo más.  Esto es lo primero, es lo fundamental, pero no puede ser que esto sea lo único que hagamos. Después del atentado de Niza, el de Barcelona (calcado) del de Niza, el gobierno mandó cartas a los ayuntamientos pidiendo que se pusieran medidas disuasorias, bolardos, maceteros, en las zonas donde hubiera gente paseando sobre en todo calles peatonales.

Según he leído en la prensa la respuesta de la Alcaldesa de Barcelona fue: “No; porque coarta la libertad”; efectivamente coarta la libertad de los asesinos. Por tanto, una parte de culpa, una parte – y seguramente los abogados de las víctimas lo recordarán, una parte de culpa es de la Alcaldesa de Barcelona. Una parte, los culpables son los asesinos, por supuesto, pero una parte la tiene ella también. Menos lágrimas y más hacer cosas.

Ayer por la tarde, al acabar la misa, tenía yo una preocupación. Me fui a ver cómo está la Plaza Mayor y cómo está la Puerta del Sol…exactamente igual. Se puede entrar con un coche sin ningún problema. Ayer la Plaza Mayor estaba, a las 9.30 pm, …, abarrotada de gente; si un asesino hubiera querido hacer una matanza ayer en la Plaza Mayor, o en la Puerta del Sol,  la podría haber hecho exactamente igual.

La Alcaldesa de Madrid del mismo partido que la Alcaldesa de Barcelona, extrema izquierda, comunista, radicales, piensan esto: no hay que coartar la libertad, claro, la libertad de los asesinos es la que no hay que coartar.

Tenemos que hacer algo. Nuestras oraciones son importantes, pero tenemos que hacer algo más. Yo esta mañana he escrito una carta al Director del Periódico ABC diciéndole: esto es lo que está pasando. No quiero tener en mi conciencia, que, si mañana hay un atentado con una furgoneta en la Plaza Mayor, yo no haya hecho nada. Algo hay que hacer, tenemos que rezar, pero, además, algo hay que hacer.

No puede ser que nos convoquen solo para rezar por las víctimas, tenemos que hacer algo como católicos y como ciudadanos para evitar que haya víctimas y que esté con lo que está sucediendo, con lo que sabemos que está cayendo, que estén desprotegidos los sitios donde hay miles de personas paseando tranquilamente, (no hacer nada), es colaborar con el crimen. Repito si yo fuera abogado de las víctimas ya estaría planteando una denuncia contra el ayuntamiento de Barcelona por cooperación. No sé si lo harán o no, pero si yo fuera abogado lo estaría planeando. Porque el gobierno advirtió, – que lo sabemos todos -, pero no, no, es que como somos de izquierda debemos ser más respetuosos de las libertades, de los asesinos, por supuesto.

Qué habría ocurrido si esto hubiera ocurrido al revés. Qué habría pasado si el gobierno municipal hubiera sido de un partido de derecha y hubiera advertido el gobierno nacional y no hubieran hecho nada. Hoy todos los periódicos y las multitudes estarían pidiendo la dimisión del Alcalde, hoy.  Pero como son comunistas, pueden hacer lo que quieran y no pasa nada.

Si son comunistas o no son comunistas, si en su casa son unos libertinos es un asunto de ellos, pero la responsabilidad de que no haya víctimas inocentes es también un asunto de ellos y de nosotros, católicos y ciudadanos, y tenemos que hacer algo.

Os pido que pacíficamente y democráticamente hagan llegar cartas de protesta a los periódicos para que esto se solucione cuanto antes. Si luego pasa, al menos tendremos la conciencia tranquila de que esto no ha sido culpa nuestra”.

Amén de derechas e izquierdas, lo mismo da, hay aquí una verdad de gran calado. Mire usted, hoy jueves el Parlamento español está deliberando sobre posibles responsabilidades del gobierno catalán que fue advertido sobre la posibilidad de un atentado, precisamente en la Rambla: “La Generalitat admite que recibió en mayo un aviso, de la CIA, de un posible atentado en La Rambla”. Entonces el padrecito no anda tan errado. Debe haber responsables, además de los asesinos, las autoridades remisas.  Claro, la respuesta, aunque tarde, de los mossos, fue fulminante. Pero hubiera sido mejor, atender la advertencia. El problema para España comenzó, de verdad, cuando Aznar se metió a la guerra que inició Bushito.

Pero, anónimo y caro lector, yo no quito la vista de mi México, lindo y querido. ¿A quién vamos a culpar, en México, de las víctimas mortales, – en el sexenio pasado y lo va que de éste -, que pueden alcanzar la cifra de un cuarto de millón? ¿A quién reclamar de los y  las viudas y huérfanos, de las familias deshechas? ¿A quién vamos a culpar de lo@ desaparecid@, de las tumbas clandestinas, del miedo y ansiedad en que vive el país? ¿A quién, de los desplazamientos forzados?

El número de pobres en México sigue por encima del nivel previo a la Gran Recesión. Los esfuerzos para la reducción de la pobreza en México dejan un sabor agridulce. ¿A quién le exigimos cuentas?  ¿A quién le pedimos cuentas de 300 socavones, a la falta de control del tonelaje de los camiones que circulan libremente por nuestras calles, o a lo mal hecho de las estructuras? Nuestro problema es que no hay culpables, no hay ley de responsabilidades. Junto con la constancia de mayoría, le damos al afortunado cheque en blanco, carta de impunidad y de no antecedentes penales. ¿Quién es el culpable de que nuestros jóvenes sean una abundante y buena cantera para el crimen? La educación en el Edo., a la deriva; lucha ardua y heroica por eso de los dineros, los sindicatos y demás cosas y las líneas que definan una idea, una filosofía de la educación, ¿dónde quedan?; ni maestros hay.  México está tan desorganizado que hasta el crimen organizado anda poco desorganizado.

Pero los 6,789.6 mmp para los partidos están seguros; el INE está pidiendo 18,226.4 millones de pesos para el 18, (Sarmiento 18.08.17), no queda más remedio que aumentar el coste en los energéticos y de todo; y los salarios de hambre para el resto. Ahora sí diremos con S. Pedro: “Señor, ¿a quién iremos?”. Y ni cómo ni a quién reclamar, si todo va tan bien. Y si EE.UU se sale del TLC, ¿………? Surgen los peores fantasmas. ¿Por qué Tump  odia a México? ¡Ah, don Porfirio!