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solía decir Don Quijote cuando las cosas le eran especialmente dificultosas o le parecían necedades; o cuando su escudero le hacía ver la inverosímil de sus fantasías. Más se enfadaba debido a las sandeces y atrevimientos de su fiel y sufrido escudero cuando éste veía y le advertía de su locura; de que los gigantes no lo eran, sino molinos de viento y que la princesa Micomicona no era más que una simple mujer llamada Dorotea y él la había sorprendido intercambiando caricias con don Fernando, y que los gigantes con los que luchó toda noche no era sino unos cueros de vivo tinto que destripó y que la sangre que corría no lo era sino seis arrobas de vino. ¡70 mil satanases te lleven, Sanchuelo, bellacuelo, mentiroso, ladrón, vagamundo, que osas poner lengua en tan alta señora! Y logras ponerme a mí en tal confusión. ¡Voto,.. que estoy por hacer estragos en ti que ponga sal en la mollera a cuantos habladores haya! Amenaza que tuvo cumplimiento infeliz para Sancho cuando la aventura del rebuzno. (XXV.II), en la cual, Sancho aprendió que también los rebuznos tienen su lugar y momento y no se ha de rebuznar dondequiera y como quiera.  

Si, válanos Dios en este ahora, cuando ya no “sabemos dónde se alza el porvenir”. Por decreto ha terminado la fase crítica del virus ese que nos trae tan de cabeza. También por decreto comenzamos la “nueva normalidad”; el presidente la ha comenzado con un tour por el sureste mexicano a donde partió con una buena caravana de suburbans, a fin de revisar las obras prioritarias del sexenio, todo, mientras el pueblo sufre, enferma y muere y los proyectos de salud prioritarios se olvidan o se recortan en el presupuesto. Total, si el tal virus ese vuelve a atacar, volvemos a cerrar, dijo. Cuál problema. No; si eso de gobernar no tiene ciencia. Y a veces ni conciencia. No; no tiene ciencia, es dulcísimo placer, según colegía Sancho: “Señor, yo imagino que es bueno mandar, aunque sea un hato de ganado, pues es dulcísima cosa mandar y ser obedecido”. Y esto no tiene ciencia, en efecto.

Y los mexicanos, pachangueros y ruidosos de suyo, hemos salido con inusitado ímpetu al relajo: bien surtidas las hieleras, las carnes asadas a punto, – que nuestra cultura culinaria no da para más -, el bullicio y la algarabía, el ruido mecanizado que se toma por música, la sana alegría, sin sana distancia, “entre risas y gritos de muchachas”, hendió las noches tibias de sábado y domingo y las demás también. ¿Y el virus ese? A los mexicanos, ese virus y otros tantos, junto con los murciélagos chinos, nos hacen los mandados. Hasta que nos alcance, digo.

Pues bien, de sopetón estamos en la nueva normalidad, salvo que el virus diga otra cosa; y puede que la diga, o ya la dijo, pues con la anuencia y el ejemplo del presidente, los mexicanos hemos dado por terminada la escasa disciplina de que somos capaces. Y podríamos llevarnos, Dios no lo quiera, una fea sorpresa. Pues todos somos candidatos, … para ese virus.    

Pero las cosas parecen no estar tan sencillas. A año y medio de la 4T, casi nada hay para celebrar. Qué sentido tiene ir a los lugares comunes y hablar de una recesión espectacular, de una violencia fratricida en su apogeo, de pobreza, desempleo, incertidumbre y un largo etc.; qué sentido tiene, digo, hablar de aquello en lo que los entendidos y letrados ya han gastado tinta y papel en abundancia. Bueno, ellos no tienen en cuenta a Matachí donde, por ocho días faltó el agua en la red, lo que sucede con frecuencia, en medio de la pandemia y los lugareños no tuvieron forma de lavarse las manos ni cuidar del aseo corporal como es debida razón. Como en todas partes, los gobiernos centrales, que para eso son centrales, tienen otros datos y otros intereses, por lo general, electorales. “Allá van leyes, Sancho hijo, do quieren reyes”.

Los prestigiosos diarios internacionales tampoco añaden algo relevante a lo que ya sabemos; estos diarios, enemigos de nuestro presidente, destacan que América Latina perdió un tiempo precioso pues la pandemia tardó en llegar lo suficiente como para haber tomado las precauciones que el caso requería. Ahora es el ojo del huracán. Las cosas no se hicieron con el debido cuidado y ahora nuestro Continente es el más amenazado. Pero no solo porque no se hicieron las cosas en forma correcta, lo cual no es novedad; sino por el descuido proverbial, porque las estructuras eran y son endebles, demasiado endebles, ineficientes a más no poder. No necesito leer en un prestigioso diario internacional para saber que “la fragilidad de los sistemas sanitarios, la debilidad del conjunto de las instituciones y la amplitud de la pobreza y la desigualdad son endémicos, (o mejor, pandémicos). A ello cabe sumarle el comportamiento errático —en distintos grados— de algunos de sus gobernantes, que hace más difícil el futuro de América Latina”. (le faltó aludir al pequeño detalle de la corrupción genética y los pujos dictatoriales de algunos gobernantes latinos).

Con lo que no estoy de acuerdo es que pongan en el mismo costal a Bolsonaro, a Dany Ortega y esposa y a nuestro presidente. ¡Óigame no! Una cosa es que nos exponga al virus y dé mal ejemplo y otra que atente contra la democracia. A Maduro si hay que meterlo en un costal aparte, a él y Diosdado Cabello (¡vaya nombrecito!) junto con una docena de generales y algunos prominentes empresarios venezolanos, algunos de los cuales están bajo orden de búsqueda y captura. La cabeza de uno de altos mandos de Madura vale 10 millones de dólares. Cierto, ‘el continente es estos días el epicentro de la crisis. En realidad, nadie sabe cuál es la profundidad de la catástrofe’. Ya ve lo que es la nueva normalidad.

Pero no, no somos los únicos. Mr. Trump anda, como decían los y las abuelas, que se agarra una oreja y no se alcanza la otra. Enfrenta una crisis interna de gran calado con eso las protestas de la gente de color y la rebelión de parte de su gabinete.  

Para no perder tiempo, Mr. Trump tuvo a bien calar músculos con los grupos cristianos. Mariann E. Budde, la obispo de Washington, indignada lidera la rebelión religiosa contra Trump. Esta obispo, conocida en su diócesis por su espíritu antirracista y pro derechos LGTBQ, primera mujer que ocupa esa posición, ha cargado duramente contra el presidente tras utilizar su iglesia para hacerse una foto con la Biblia y amenazar con sacar el ejército a las calles. Para arribar a esta iglesia reprimió ferozmente una manifestación pacífica.

Ha tensionado sus relaciones con OMS, y todavía más con China, (y sus murciélagos), Rusia y Medio Oriente. Cuba pone su granito de arena lo que determinó ya un endurecimiento en el envío de remesas a ese castigadísimo país. Esto va camino a una guerra (¿bacteriológica?) de reacomodo geopolítico. A Mr. Trump se le ha olvidado aquello de que América es para los americanos. Y esto ha tenido una comprobación más que evidente en Venezuela con la llegada de “tanqueros”, como llaman los venezolanos a los buque-tanques.

Ibsen Martínez a documentado genial y dolorosamente el desastre venezolano. Dice al respecto: “El Centro Refinador de Paraguaná llegó a procesar casi un millón de barriles diarios de gasolina y otros derivados. Paraguaná estableció récords mundiales en la prevención de incendios y otros accidentes letales. Innecesario decir que Petróleos de Venezuela suplía por completo la demanda doméstica hasta poco antes del fallecimiento del Comandante Eterno, Hugo Chávez.

El despilfarro, la impericia, la incuria y la colosal corrupción en el manejo de la industria petrolera estatal, sumados al contrabando extractivo de combustible barato, actividad desde siempre a cargo de la Guardia Nacional, terminaron desquiciando por completo el mercado gasolinero local en los siete años que ya dura el desgobierno de Maduro”. Vemos cómo, en realidad no hay nada nuevo bajo el sol; el fenómeno se repite a la manera de las réplicas sísmicas.

Y las consecuencias no se hacen esperar; En las dos últimas semanas, varios tanqueros han llegado a Paraguaná y descargado crudo y también, presuntamente, refacciones y equipo telemático para las refinerías, … Escoltados por cazas Sukhoi y cañoneras botadas en astilleros españoles, otros tanqueros han fondeado al centro y oriente del país y ya surten de gasolina a una Venezuela hasta ahora literalmente paralizada por la falta de combustible. Se insiste en Caracas en que el oro venezolano custodiado por el Banco de Inglaterra está destinado a pagar nuevos embarques de gasolina persa.

Esto en el país que tiene las reservas petroleras más grandes del mundo. ¡Válanos Dios!