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No sé qué líder petrolero mexicano dijo en cierta ocasión ante el presidente en turno – tal vez la Quina ante De la Madrid -, “Si se hunde Pemex, se hunde México”. No sé qué le interesaba más, si México o su liderazgo. Acto seguido, el presidente hubo de tomar el micrófono para negar tal aseveración. Por circunstancia internas y externa, ahora México comienza a navegar por aguas peligrosas y es el momento de los máximos cuidados. 

El petróleo ha estado siempre presente en la historia contemporánea de México como un factor determinante de su política exterior e interior.  Es indiscutible que se trataba de una inmensa riqueza verdaderamente incalculable que era necesario manejar con la máxima honradez y capacidad. Al petróleo están ligados muchos de los problemas más serios de México en el s. XX y lo que va de éste.  Basta leer México Negro o La Guerra Secreta. El denominador histórico de Pemex ha sido la estratosférica corrupción en esa paraestatal. Las notas internacionales que se publican estos días han de tomarse en cuanta.

Ibsen Martínez en su entrega a El País describe la Venezuela y su sueño petrolero; “Rondaba la idea de que, al igual que las minas de oro o los placeres de perlas, el petróleo iba acabarse inexorablemente y muy pronto. Y que la verdad y la virtud cívica estaban en la agricultura y no en un campamento de la Royal Dutch Shell. «Es ya un lugar común, y sobre el cual no nos cansaremos de insistir, el de la necesidad de vigorizar las fuentes raizales y permanentes de riqueza nacional. El petróleo es una fuente de ingresos que no durará algo más de la próxima década. Olvidarlo es revelar miopía e imprevisión». Esto escribía agoreramente, ¡en febrero de 1938!, en el diario Ahora, Rómulo Betancourt, llamado “padre de la democracia venezolana”. El socialismo del s. XXI, trámite una corrupción desatada y voraz, con muchos generales con ideas muy generales a la cabeza, llevó a la petrolera venezolana al desastre. Con humor muy azufrado, los venezolanos hablaban de “sembrar petróleo”. Después de todo, es una tierra donde se da todo.

Lo peor es ocultar la verdad. Otros tendrán que recordárnosla, (la verdad). Aunque sea el coronavirus. La guerra en los precios del petróleo desatada por Rusia y Arabia Saudí agrava la fragilidad de un México estancado, la caída del precio del crudo complica las perspectivas de Pemex atascada en una crisis de producción y deuda y amenaza la sostenibilidad de las finanzas públicas, escribe JON MARTÍN CULLELL. Y añade: “Las turbulencias en los mercados financieros encuentran a México debilitado y a medio vestir. La reducción de los precios del petróleo amenaza con agravar el estancamiento de la segunda economía latinoamericana, cuyo PIB cayó un 0,1% en 2019, y amenazar la sostenibilidad de sus finanzas públicas, que dependen en parte de su producción de hidrocarburos. Este lunes la Bolsa mexicana ha caído más del 6%, la peor jornada desde la crisis financiera de 2008; el peso se ha depreciado en torno a 5% hasta las 21 unidades por dólar, la peor cifra en tres años; y la mezcla de crudo mexicano se ha desplomado un 31% hasta los 24 dólares, su precio más bajo en varios años. El desplome del mercado petrolero sacude al país en un momento crítico, una semana y media después de que la estatal Pemex reportara pérdidas de 18.000 millones de dólares en 2019 por la disminución de las ventas y de la producción de crudo”. Es una síntesis cruda y dolorosa, máxime sabiendo que dependemos de las importaciones alimentarias de USA en altísimo porcentaje. Razón le sobra a López Obrador para tronar contra la celpocracia que imperó en Pemex, no solo en el pasado próximo, sino “a sua fundatione”.  Aún sin darle la razón al líder petrolero, si se hunde Pemex por lo menos hay que aprender a nadar de muertito. O sembrar petróleo en el sureste mexicano.

Dios ayude al presidente ante esta tormenta perfecta: disminución drástica del precio de petróleo, caída abrupta de la moneda, disminución de ingresos y, por lo tanto, del gasto público, dificultad para cubrir la ayuda a los ninis, a los de 60 y más, los proyectos estrella de Dos Boca y el tren maya, la poderosa manifestación femenina que se coronó con 21 asesinadas, la hiperviolencia, todo hace que el futuro se vuelve incierto. Tan incierto se ha tornado que ya “revisan EU, UE. La ´política energética mexicana. Diplomáticos de Canadá, Alemania, Francia, Gran Bretaña, España y Países Bajos, abordaron sus inquietudes. … (la Guerra de los pasteles de infausta memoria.), “en un momento en que el presidente L.O. se esfuerza por otorgar al estado un papel más relevante en el sector”. Les preocupa que se estén erosionando las bases legales de los contratos de miles de millones de dólares ya firmados. Y buscan la mejor manera de comunicárselo al presidente sin herir susceptibilidades. O sea, es la ora de la acción del verdadero estadista, del hombre que sabe distinguir bien lo que pude llevar a buen puerto o hace naufragar en alta mar la frágil barquilla. Es la ora de los buenos asesores y de los buenos periodistas. La cita de don Rómulo Betancourt, fabuloso escritor y presidente derrocado, es actualísima.

También en México se advirtió el peligro más o menos en la misma fecha, 1938. Hay quienes estudian la historia y quienes la hacen y son testigos. Narra don J.V. en su libro “La Flama”, (1959 p. 469ss.) un episodio interesante.

“Se encontraba a la sazón, el autor, en el último de sus destierros, en Los Ángeles; luego de una entrevista con P. E. Calles, se desplazó a Nueva York con el asunto de la publicación en inglés, de sus obras.  Un día fue a visitar a un su amigo, el Ing. Garfias de la City’s Service, en donde se encontró con Rafael Zurbaran que viajaba por cuenta del gobierno de Cárdenas con motivo de un nuevo plan oficial para el petróleo. Se encontraron en las escaleras del edificio.  “De manera que Zurbaran llevaba en el portafolio los secretos que yo buscaba”, afirma V.  Al entrar con Garfias, éste no le dijo nada a V. de lo que había tratado con Zurbaran, pero acababa de leer el borrador del decreto de Expropiación Petrolera que “había sido llevado a E.U. para someter su texto a diversas autoridades en la materia”. En entrevistas posteriores, por fin, el Ing. Garfias habló del tema: “¡Ah…que Zurbaran, figúrese que ahora está ayudando al Gobierno, trae todo un plan para la expropiación de las compañías!  Será un disparate, el Gobierno nunca llegará a administrarlas bien.  Lo que debe hacerse es aplicar por allá los métodos norteamericanos que precisamente se nos aplican aquí a nosotros: fuerte control y gravámenes casi confiscatorios.  Aquí los petroleros más ricos nos hemos visto convertidos en una especie de altos funcionarios del Gobierno.  Somos en realidad empleados de categoría, nos permiten asignarnos magníficos sueldos, pero luego, con el impuesto de la renta, todo se lo lleva el Gobierno.  Eso es lo que debe hacer el Gobierno de México”, dijo Garfias.

“No ve usted que el Gobierno yanqui, lo que está buscando es que Cárdenas le eche fuera a los ingleses, de la zona de Poza Rica, potencialmente una de las mejores del mundo.  Por su parte, las compañías norteamericanas, fatigadas con huelgas y dificultades de todo género, con gusto verán que el Gobierno se convierta en Administrador.  Saben que fracasará, pero por lo pronto, las cantidades que tendrá que pagar por indemnizaciones, les resuelven el problema inmediato”.

“Después, todo el renglón de las exportaciones tendrá que seguir en manos de las compañías, que son las únicas que cuentan con barcos para el transporte. El precio de cada barril exportado, lo impondrán los mismos consorcios, en la boca del puerto, sin necesidad de asumir las responsabilidades de la producción y la administración obrera”.

“Una nacionalización apresurada, podrá satisfacer por lo pronto la patriotería demagógica, pero a la larga será ruinosa para nuestra industria petrolera. Por supuesto que me sospecho que en todo esto, más que intereses económicos, se ventilan cuestiones políticas.  El presidente Roosevelt está preparando la guerra.  Los ingleses de Poza Rica le estorban, no va a pelear para defenderles sus yacimientos…Ya sabe usted… y de buen humor se rio el Ing. Garfias. ‘América para los americanos’.  No sé si tales temores se habrán cumplido. Usted, ¿qué opina?

Termina V. muy a su estilo.  “Aquella mañana me llevó Garfias a una antigua fonda de tradición inglesa, decorada con estampas del s. XVII, donde sirven un caldo de pescado al vino Jerez, que tiene fama entre los “gourmets” del Down Town”.

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Extraño silencio ante el antenado en la catedral de Hermosillo. Ni Obregón ni Calles lo hubieran aprobado. ¿Qué pasa? ¿Infiltraciones? ¿Quiénes? ¡Qué raro todo!