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Un mes patrio más. Los restantes meses del año ¿no son patrios? O ¿solo un grito más? Y los otros meses ¿no gritamos máxime cuando estamos en la efervescencia de las protestas y los gritos? ¿Por qué no gritamos por la flagrante injusticia contra los agricultores del sur del Estado? Pero, éste es el mes de la patria y del “grito” y así se queda. Gritemos porque a una región en permanente sequía se le quita el agua para otro estado inundado. Y la sangre llega a la presa.
Fíjese que yo no sé cuando comenzó a celebrase el 16 de septiembre como el día de la independencia. Cierto, unos 10 años más tarde y luego de muchas batallas y muchos muertos y mucha destrucción y un chapulineo que daba gusto, sobre el altar de la Santa Iglesia Catedral Metropolitana, se firmó el acta de la Independencia un 28 de septiembre de 1821 con otros protagonistas que no alcanzaron el título de padres de la patria.  
Muchos años atrás, el señor Cura, D. M. Hidalgo, había concluido su paso por este mundo, consumado en S. Felipe del Real de Chihuahua; sabemos que arrostró la muerte con una serenidad inusual. Se cuenta que camino al paredón olvidó unos dulces en su celda, pidió que se detuviera el pelotón y cortésmente solicitó que le trajeran los dulces que comió y compartió con los soldados. Según Pedro Armendáriz, (no el de la Malquerida) que presenció la ejecución, recordaba que los soldados “temblaban como azogados”; fueron necesarias tres descargas porque les temblaba el pulso y solamente con el tiro de gracia murió el Padre de la Patria, no sin antes haber protestado su fidelidad a la Iglesia y recibir los santos sacramentos. Se arrepintió de los innumerables males y de los innumerables pecados que como cabeza de la insurrección hubo de cometer. “Y lo que no puedo decir sin desfallecer, confesaba, es la multitud de almas que, por seguirme, estarán en los abismos”. Era sacerdote, después de todo.
La historia tiene sus caprichos y recovecos y como la masa de las pizas se puede jalonar para todos lados y extender hasta dónde dé y un poco más allá. Y los mejores jaloneadores son los intereses políticos. Hay buenos historiadores y podrían decirnos cuándo comenzó a celebrarse el 16 de sep. como día de la Independencia. Y si, no es el caso que D. Agustín figurara en el elenco original de los héroes. Ya ve usted, una estrofa del Himno Nacional rezaba: “Y sus ruinas existan diciendo/ de Iturbide la Patria aquí fue”. Igual, estoy equivocado pues esto nos enseñaban en 3º de primaria, de manera presencial, y la memoria es débil.  
Encontréme un ¿poema?; no sé si es verso pues no tengo el original alemán, o se trata de una prosa colocada en fila hacia abajo, del genial escritor alemán Bertolt Brecht, “Preguntas de un obrero que lee”, citado por J. Brom. Deveras, un obrero que lee ¿no será imaginación del autor? ¿Los obreros no leen en Alemania ni entre nosotros?; no por otra cosa sino porque no tienen ni ganas ni tiempo de leer, amén de que leemos poco, todos. Pero, creo, que Brecht está chupando calcetín y criticando que aún en Alemania el mundo obrero tampoco las tenía todas consigo; sobre todo sabiendo que Bertolt vivió la primera mitad del fatídico siglo XX, (1898-1956), y en la Alemania del Este, y dicen que la Stasi (policía secreta de la RDA) despachó al artista, intelectual y crítico del sistema, de un infarto. Intentaba denunciar la corrupción policiaca. Parece ser que un «tratamiento mortal deliberado» a la afección coronaria que arrastraba desde hacía años acabó con su joven vida. ​¿Quién fue el médico que lo hizo? No; fue el sistema, ¿y qué es el sistema? ¿Quién será el responsable del atentado y muerte de una madre y esposa y su marido malherido por rumbo de Delicias? Los de RDA eran más finos; muerte en un quirófano.
Y las preguntas de la gente sencilla siempre son simpáticas; los sencillos son muy ocurrentes, decimos los fifis. Y muchas preguntas son harto sencillas, simple y cínica curiosidad. Es la pregunta por lo subterráneo, lo que está oculto, aquello de lo que los historiadores de profesión no se ocupan, pero la mente ladina del pueblo si se ocupa y pregunta por lo más elemental. ¿Quién aconsejó a Hidalgo encaminarse con su chusma, dicho con todo respeto, hacia el sur, hacia San Miguel y al pasar por Atotonilco entrar al hermoso templo barroco y tomar la imagen de La Guadalupana y convertirla en pendón de la lucha libertaria? La lucha sería sangrienta en exceso.
¿Quién ha hecho, en realidad, la historia? Cuando fue tomada e incendiada la Alhóndiga de Granaditas, y se consumó el primer aquelarre, ¿dónde estaba y que hacía D. Miguel? Que preguntas tan ridículas. Tal vez, como buen cura de antes, sopeando un pan ranchero en una tasa de chocolate batido con molinillo.
¿Quién construyó Tebas, la de la siente puertas? / En los libros se mencionan los nombres de los reyes. / ¿Acaso los reyes acarrearon las piedras? / Y Babilonia, tantas veces destruida / ¿quién la reconstruyó otras tantas? ¿En qué casas / de Lima, la resplandeciente de oro, vivían los albañiles? / ¿A dónde fueron los constructores la noche / que terminaron la Muralla china? / Roma la magna está llena de arcos del triunfo / ¿Quién los construyó? / ¿A quien vencieron los césares? Bizancio, tan loada, ¿acaso tenía palacios para sus habitantes?  / Hasta en la legendaria Atlántida, / la noche en que, devorada por el mar, / los que se ahogaron clamaban llamando a sus esclavos. / el joven Alejandro conquistó la India / ¿él solo? / César venció a los galos; / ¿no lo acompañaba ni siquiera un cocinero? / Felipe de España lloró cuando se hundió su flota, / ¿nadie más lloraría? / Federico Segundo venció en la guerra de los Siete Años, / ¿Quién más venció? Cada página una victoria. / ¿Quién guisó el banquete del triunfo? / Cada década un gran personaje. / ¿Quién pagaba los gastos? Tantos informes, / tantas preguntas”.  
Brecht figura entre los autores más importantes del siglo xx. Es el prototipo del intelectual revolucionario, inquieto, inconforme que usa la sátira refinada, aparentemente insulsa, como la citada, pero que nos lleva a una pregunta de fondo: ¿dónde queda el pueblo en eso que llaman historia?; Brecht trató de descifrar la realidad a través del arte, sobe todo a través del teatro.  Lo cierto es que su obra teatral y sus numerosos escritos teóricos han ejercido enorme influencia sobre los escritores contemporáneos a él.
¿Qué dice ácidamente Brecht en esta serie de preguntas? ¿Quién construyó las pirámides, admiradas por los siglos de los siglos? ¿Los faraones? Todo lo hicieron los esclavos, civiles o soldados; fueron lo pobres que no tenían más alternativa que soñar, imaginarse un futuro de libertad y bienestar. Unos hacen los discursos y otros se enganchan en aventuras imposibles. Brecht fue perseguido por Hitler a quien molestó una película que llevaba el sugestivo título: “Tripa vacía. ¿A quién pertenece el mundo?”. Pobre hombre; se instaló un tiempo en California e intentó escribir para Hollywood y terminó interrogado por la policía  de los asuntos antiamericanos por izquierdista.  
Mucho se ha dicho de Hidalgo y muy poco se ha dicho con fundamento. Una de las ideas que hablan a favor del señor Cura de la Parroquia de Dolores, y que explican su anhelo más profundo es el decreto que publicaba el 18 de octubre de 1810 en el cual se declaraba abolida la esclavitud y el pago de tributos que era el símbolo de la esclavitud y sujeción de los indios: «en puntual cumplimiento de las sabias y piadosas disposiciones del Excmo. Sr. Capitán de la Nación Americana Br. Don Miguel Hidalgo y Costilla….prevengo a todos los dueños de esclavos y esclavas que luego, inmediatamente que llegue a su noticia esa orden superior, les pongan en libertad…..y no lo haciendo así, los citados dueños, sufrirán irremisiblemente la pena capital y confiscación de todos sus bienes».
¿Por qué no aplicar hoy este sabio decreto y liberar a los esclavos? ¿Qué significó la Independencia entonces y que significa hoy? ¿Se logró la independencia? ¿Quién la realizó?