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#MAYO | Flores a María Niña: día trece: “Lirio”, poema.

La aurora de hoy con sus mejores galas se presentó ante ti, Niña divina,

y en tu carro de luz de tenues alas vino a traer su ofrenda peregrina.

Un blanco lirio puro y delicado que abrió su cáliz al nacer el día, y le dijo a la aurora: yo he brotado al soplo de tu amor, para María.

Dame tus perlas, sonriente aurora

pues quiero estar engalanado, hermoso y ante mi Reina y sin ‘igual Señora

me quiero presentar esplendoroso.

Para obsequiar a la preciosa Niña gala de los jardines celestiales, será preciso que mi cáliz ciña

con un collar de perlas virginales.

Tú me lo puedes dar; en mi corola derrama tu benéfico rocío,

y esas perlas serán una aureola de María Niña, del encantomío.

Aquí está el blanco lirio; su ropaje tomó de ti su gracia y suhermosura, de tu pureza angelical, el traje;

de tu alba frente su sin par tesura.

Pues tú, Reina inmortal de la pureza les prestaste tus galas a las flores.

A ti deben oh Niña su belleza,

su fragancia suavísima y colores.

Porque Dios al crear a todas ellas Infantita divina, en ti, pensaba, y sólo por tu amor las hizo bellas

y en cada una, oh María, te contemplaba.

Por eso eres la Reina de las flores, la Reina de los huertos y jardines, y así te cantan tiernos ruiseñores

y así te ensalzan santos querubines

Y la cuna en que duermes, mi tesoro, los ángeles la mecen con susalas,

y te arrullan al son de liras de oro admirando María, tus regias galas.

Glorificando a Dios que tal te hizo para que fueras el sostén del mundo; la puerta del deseado paraíso,

la destructora del pecado inmundo.

Mirando doblegado ante tus plantas al dragón infernal con su malicia,

y rodeada tu cuna de almas santas de las que son la celestial milicia.

Qué ternura, que amor, que dulcedumbre embarga el corazón, tierna Infantita,

al mirarte tan Niña, y ya que en la cumbre de toda perfección, Reina bendita.

Deja que mi alma entusiasmada vuele deja que cante el pecho enamorado

y que junto a esa cuna amante vele el corazón que a ti se ha consagrado.

Y cuando llegue el venturoso instante de partir para siempre deeste mundo, a ti sola te invoque, a ti te cante,

y te ensalce mi labio moribundo.

Y de mi ardiente amor en el delirio mi corazón por ti martirizado,

muera l pie de tu altar, como este lirio que sólo para ti fue engalanado.