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#MAYO | Flores a María Niña: día catorce: “Amapola”, poema.

Que hermosa estás, oh Niña, entre las rosas;

duermes pensando en tu amoroso Dueño,

cuidada por las alas candorosas

de ángeles mil que velarán tu sueño.

Que hermosa estás María, tu rostro bello

revela santa y deliciosa calma.

Como vives en Dios, tienes el sello

de su divino amor que inunda tu alma.

Las borrascas no invaden tu alma pura,

en ella solo hay plácida bonanza;

por eso quien se acoge a tu ternura

:q.o naufraga, pues eres la Esperanza.

En tu frente serena y apacible

se mira el limpio resplandor del cielo,

y el que te sabe amar es imposible

que desmaye, pues eres el consuelo.

Quien, si se llega a ti, Niña hechicera,

podrá decir que su maldad le abisma,

si eres la Fe constante y verdadera

y la Misericordia eres tú misma.

Quién estando agobiado por sus males

no sana con tu amor, Niña Divina,

si eres tú la salud de los mortales,

si eres del mal segura medicina.

Cual es el pecador que en tu regazo

no encuentra la virtud que le hará amable,

si le defiende tu potente brazo

y tu amor purifica al miserable.

Nunca el que cifra en ti su gran confianza

podrá sentir temor o desconsuelo,

pues eres arca de bendita alianza

y puerta franca que conduce al cielo.

Oh estrella matinal, rico tesoro,

Infantita divina, Reina hermosa,

escala de Jaco b, Casa de o~o,

¿quien iguala tu luz esplendorosa?

Santa Madre de Dios inmaculada,

desde el primer instante de tu vida,

por confesar tal gracia, Madre amada,

permite que mi sangre sea vertida.

Y que riegue con ella las corolas

de estas humildes flores que hoy te envío;

de este ramo de frescas amapolas

frágiles como yo, dulce bien mío.

Débiles son; sus pétalos de gasa

el soplo de la brisa los marchita,

la ráfaga de viento pronto pasa

pero al pasar, cruel los precipita.

Así haría con los pétalos del alma

el soplo audaz de la pasión traidora,

si en ti no hallaran la bendita calma

y la fuerza ante el arma destructora.

Fortaleza del débil, luz del ciego,

conductora y fanal del desgraciado,

no me dejes jamás, yo te lo ruego

por amor de Jesús Crucificado.