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“Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes; es un país de esclavos.” (Simón Bolívar).

 ¿Por qué callan?, titula E. Tenembaum, un su artículo. “El triste silencio —o la abierta complicidad— de la izquierda de Latinoamérica frente a la represión en Venezuela”. O bien, las izquierdas se están curando en salud. Varios artículos míos sobre el tema están en El Diario, tanto sobre la equívoca nomenklatura de izquierdas hasta tomar S. Bolívar como bandera de satrapías. O a Sandino o cualquier otro.

Lo que sucede en Venezuela debería alertar a América Latina; existen muchas réplicas bolivarianas en el Continente. Las imágenes y el parte informático deberían llevarnos a una reflexión seria a todos los ciudadanos sobre la importancia vital de las opciones políticas que votamos, la calidad moral de los elegibles, su escala de valores, su compartimiento ético, su sinceridad, su recta intención. ¡Si fuéramos más sensibles ante la mentira! 

“En estos días, en América Latina, se ha producido un cambio sustancial que solo puede generar tristeza y preocupación en quienes defienden la democracia y los derechos humanos. En cualquier otro momento de la historia del continente había una sola manera de interpretar las imágenes de tanquetas militares que pasaban por encima de civiles desarmados, o de gorilas uniformados y armados hasta los dientes que disparaban sus metrallas contra jóvenes envueltos en banderas. Todo era muy claro: los victimarios provenían, siempre, de dictaduras alineadas con EE.UU y las víctimas eran militantes populares. La resistencia a esa barbarie desarrolló en la izquierda del Continente, a partir de la década del 80, un consenso anti-represivo, de respeto a los derechos humanos y de respaldo al régimen democrático”. Pero todo esto ha cambiado; al haberse desperfilado tanto izquierdas como derechas, parece no importarles lo que sucede en Venezuela. En escena no aparece el buen samaritano, sino los personajes que pasan de largo ante el hombre que ha caído en manos de los bandidos. Para EE.UU, la crisis es pesca en río revuelto: la mayor reserva petrolera del mundo, está ahí, en el Orinoco, a su disposición. Bueno, el contrabando petrolero de Venezuela, para esquivar el veto estadounidense, salpicó a Pemex y a nuestro ‘canciller’.

“(El consenso de la izquierda), Es una de las víctimas de la escalada represiva que se espiralizó en Venezuela, escribe Tenembaum. Ahora quienes disparan son los militares del régimen de Nicolás Maduro y quienes reciben las balas son los que lo denuncian. Y la mayoría de la izquierda calla o apoya a los represores. Las víctimas de otros tiempos se solidarizan ahora con los victimarios del presente: el ser humano es una especie muy cruel”. El gobierno mexicano colocado en la zona cómoda de la no intervención, nada ha dicho tampoco de los crímenes en Nicaragua. Curarse en salud: yo no me meto con uds. ni uds. conmigo.

Venezuela lucha en solitario. Resulta increíble. Es la degradación política de América Latina y de la política en general. Desde que el staff de comunicación de Trump oficializó, no ya que ‘los hechos no existen’, sino ‘cambiar los hechos o fabricarlos’, (maquillaje de las cifras de asesinatos en México, de fallecidos por el covid, etc.), sino de las ‘precepciones alternativas’, ‘las verdades alternativas’, la ‘verdad postfactual’, mentir parece más fácil; pero la mentira no deja de serlo nunca. El diablo es el padre de la mentira, es mentiroso desde el principio, dice Jesús.  En una reunión de la OEA, un grupo de países liderados por Bolivia y Ecuador bloqueó una sanción contra el régimen de Maduro. Desde que arrancó la represión, el PT brasileño solo produjo muestras de solidaridad, más o menos vergonzantes, con el Gobierno venezolano. En su último Congreso, por ejemplo, recibió una delegación de la embajada venezolana. Lula en la última campaña electoral grabó un spot pidiendo que votaran por Maduro. Las principales muestras de solidaridad con Maduro en Buenos Aires se produjeron en el Instituto Patria, búnker de la fuerza política que lidera la Kirchner. El kirchnerismo tiene una gran influencia en los organismos de derechos humanos de la Argentina, que en su mayor parte también callan. Selectividad pura y dura.

Maduro no deja lugar a dudas: “Lo que no lograremos con los votos, lo conseguiremos con las balas”, lo dijo. ¿Qué más hace falta para entender a alguien que, como los antiguos dictadores de los 70, no disimula nada? Hubo un líder mexicano de la vieja guardia que dijo, con alguna variante folclórica, lo mismo.

“La más importante batalla por la libertad se está dando en las calles de Venezuela y no es justo que los jóvenes, que la lideran, no obtengan el apoyo de Gobiernos y organizaciones democráticas”, ha escrito Varga Llosa en un estrujante artículo. ¿Por qué, me pregunto yo, esa lucha tan importante como las demás luchas   que se llevan a cabo en el mundo por la dignidad humana, la libertad, la propia identidad, con la atención precisa de los organismos internacionales, por qué, digo, esa lucha por la dignidad en Venezuela, sostenida por estudiantes, primero, luego por todo el pueblo, parece no importar a nadie, ni a la OEA ni a la ONU ni ninguna de tantas e inútiles organizaciones internacionales que exhiben flamantes títulos? La frontera entre Venezuela y Colombia es un crimen de lesa humanidad. Resulta altamente preocupante que detrás de todo esto se encuentre una determinada forma de entender y hacer política. 

“La muerte les sienta bien” titula un enjundioso artículo sobre el tema Venezuela, Paulina Gamus, venezolana ella: “A esto nos ha conducido un proceso político que se ha empeñado en excluir a la mitad del país, en maltratarla con insultos y atropellarla con los hechos. No es de extrañar la actitud indiferente, casi de hábito, ante las muertes violentas de 200.000 venezolanos desde que comenzó el gobierno de Chávez, un 400% más que en los 40 años anteriores. Y contando. Una vez dijo Jorge Luis Borges que hay que tener cuidado al elegir los enemigos porque tarde o temprano uno termina pareciéndose a ellos. Justo lo que nos pasa”. Se ha dicho que existen políticos mexicanos que simpatizan con ese régimen, y otros por el estilo, y hasta han hecho visitas. ¡La política!

Leo con fruición a Ibsen Martínez en quien coinciden información, cultura y buen decir, venezolano refugiado en Coloombia, escribe con dolor sobre su patria: “Es un hecho que el Gobierno de Venezuela no aporta datos confiables a las descorazonadoras cifras que, en lo que toca a la pandemia y su manejo – y en toda América Latina -, brindan desde hace tiempo los organismos internacionales y las oenegés.

Sabemos de los 1.1 millones de casos nuevos y que nueve de los diez países del mundo con más muertes recientes en proporción a su población son latinoamericanos. La región, contando las naciones del Caribe, ya suma más de 1.200.000 fallecidos. Sabemos muchas otras cosas, casi todas ellas descorazonadoras.

La singular, aterradora opacidad venezolana es congruente con la persecución y la censura generalizadas, características del régimen chavista-madurista. El no saber nada, la desaprensión de las autoridades, el sectarismo con que se ha priorizado a los jerarcas y cuadros del partido gobernante, la corrupción generalizada, el brutal mercado negro de la vacuna y la impavidez de Maduro ante el sufrimiento de nuestra gente hacen todavía más lúgubre la perspectiva venezolana”. Esa es otra pandemia y más temible. Los mexicanos, si entendí, ahora podemos ir a Tornillo a la vacuna. Mientras ofrecemos el circo del juicio a los ex, y el espectáculo de la legitimación social del pecado. Y los medicamentos escasean y niños con cáncer amenazan con morir. Pero todo va bien, requetebién. Cruzado el ecuador, todo va mejor. 

El País abre con esta nota el jueves: “Agresiones y detenciones arbitrarias, la cotidianidad de los periodistas en México. Cada trece horas se produce un ataque de funcionarios públicos contra miembros de los medios de comunicación, según un informe de Artículo 19”.

En el Bundestag, BXVI les y nos dijo: “Adolf Hitler era un ídolo pagano, que quería ponerse como sustituto del Dios bíblico, Creador y Padre de todos los hombres. Cuando no se respeta a este Dios único, se pierde también el respeto por la dignidad del hombre”.